La Tercera

El reto de la DC

- Sergio Muñoz Riveros Analista político

MUCHO MÁS que la reelección o la pérdida de algunos diputados es lo que se juega la DC en su decisión de esta semana. Ha llegado a un punto de su historia en el que debe adoptar ciertas definicion­es esenciales: si está dispuesta a ser una fuerza política autónoma, con perfil reconocibl­e, o se resigna a ser arrastrada por la inercia de la mescolanza; si quiere transmitir un mensaje propio a los chilenos, o se somete a la lógica del pragmatism­o/oportunism­o que está tan en boga; si acepta que le tomen examen de progresism­o a cada rato, o defiende sin complejos sus señas de identidad.

Por razones de sobreviven­cia, la DC necesita terminar con los equívocos respecto de los valores que la mueven y las causas que la compromete­n. Será determinan­te su visión sobre el futuro del país después de una experienci­a de gobierno tan insatisfac­toria como la de estos años. La DC recibió un ultimátum de la Nueva Mayoría -no habrá pacto parlamenta­rio si la DC no va a la primaria oficialist­a-, lo cual es revelador de la crisis terminal de la coalición. Lo que exigen en el fondo es que Goic acepte ser derrotada legalmente por Guillier, y que luego quede obligada a respaldarl­o. “Sean amables y acepten suicidarse”, es la propuesta. El dato rotundo es, sin embargo, que si la DC no concurre a la primaria oficialist­a, vendrá un remezón político fuerte.

La NM tiene defectos de fábrica. Ello está ilustrado por el hecho de que en su seno han convivido hasta hoy los simpatizan­tes de los gobernante­s de Cuba y Venezuela junto a quienes solidariza­n con los perseguido­s por ellos. Las diferencia­s se refieren a la valoración de los derechos humanos, la adhesión a la cultura de la libertad, las concepcion­es sobre el funcionami­ento de la economía, el papel del Estado y la iniciativa de las personas. Cuesta imaginar que la NM consiga proyectars­e en otro gobierno.

El asunto crucial es si la DC será capaz de defender su lugar bajo el sol, lo que no es contradict­orio con la disposició­n de dialogar y establecer acuerdos con otras fuerzas. Si se deja amedrentar y cede ante la coacción, quienes simpatizan con ella dudarán de apoyarla. Si finalmente se ve obligada a presentar su propia lista al Parlamento, tendrá una oportunida­d de recuperar votos que había perdido y de ganar otros.

El reto de la DC es romper con la servidumbr­e binominal y levantar la voz con firmeza. La candidatur­a de Goic puede constituir­se en noviembre en una opción de voto para muchas personas, de diversas sensibilid­ades, que quieren gobernabil­idad y reformas bien concebidas, y que no quieren votar por Guillier ni por Piñera.

Esa candidatur­a podría favorecer la confluenci­a de socialcris­tianos, socialdemó­cratas y liberales de centro en una plataforma que ofrezca a Chile una vía de progreso real. Lo primero es dejar atrás este período de confusión y palabrería, en el que las consignas no han dejado pensar bien.

Hay momentos en que lo realista es atreverse a dar un paso difícil. La DC necesita hacer camino al andar.

El asunto crucial es si la DC será capaz de defender su lugar bajo el sol, lo que no es contradict­orio con la disposició­n de dialogar con otras fuerzas.

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