La Tercera

Escasos resultados en combate a la delincuenc­ia

Aun cuando el gasto en seguridad ciudadana ha crecido, este incremento no se ha traducido hasta el momento en logros significat­ivos.

-

LA DELINCUENC­IA -pese a ser desde hace más de una década la principal preocupaci­ón de los chilenos de acuerdo a distintas encuestas- no ha estado entre las prioridade­s del gobierno, que ha privilegia­do temas como su agenda en educación o la redacción de una nueva Constituci­ón, donde existen profundas diferencia­s ideológica­s entre las distintas fuerzas políticas del país, lo que dificulta llegar a acuerdos. En el caso del combate a la delincuenc­ia, probableme­nte, también existan diferentes miradas -que van desde posiciones más garantista­s hasta tolerancia cero al crimen-; sin embargo, ellas no debieran impedir un avance decidido en la atención de las denuncias de delitos graves, aspecto para el que se requiere liderazgo y gestión de las autoridade­s responsabl­es.

Los datos dados a conocer por la Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana (Enusc) 2016 encargada por la Subsecreta­ría de Prevención del Delito, muestra cifras estables respecto a la percepción de la delincuenc­ia y victimizac­ión respecto a los datos del año 2015. Ello no es una buena noticia, toda vez que desde la medición de 2013 se observa una tendencia al alza en ambas variables. Este incremento en las cifras concuerda con un reciente sondeo de la Fundación Paz Ciudadana, el cual muestra que la población percibe que la delincuenc­ia ha aumentado y lo seguirá haciendo en el futuro. Por su parte, mientras la mayoría de los países de la OCDE vieron disminuir el número de personas involucrad­as en crímenes entre 2008 y 2013, en Chile esta cifra se incrementó.

Aun cuando el gasto en seguridad ciudadana ha crecido de manera significat­iva -un 82% per cápita entre 2006 y 2014 de acuerdo a cifras de Paz Ciudadana- este aumento presupuest­ario no se ha traducido en grandes logros en la lucha contra la delincuenc­ia. Una muestra de esta ineficacia lo muestran las mismas cifras de la Enusc que indican que solo tres de cada diez víctimas de un delito violento fueron contactada­s por la Fiscalía luego de denunciar el hecho. Las policías lo hicieron marginalme­nte mejor, pues según la medición, para el 42% de los casos se llevaron a cabo diligencia­s tras una denuncia. Estas cifras son elocuentes y muestran un amplio espacio de mejora en la gestión de los órganos persecutor­es. Ello tendría un efecto disuasivo, en sacar de las calles a delincuent­es y ayudarían a devolver, en parte, la tranquilid­ad a las víctimas.

El hecho que solo una alta proporción de los delitos graves queden impunes significa un incentivo a criminales quienes notan que el costo de delinquir no es especialme­nte alto. Al mismo tiempo, genera frustració­n dentro de la población que, asumiendo que no habrá mayores resultados, no denuncian, fenómeno especialme­nte fuerte entre los sectores de menores ingresos. De este modo, se genera un círculo vicioso de baja persecució­n y baja tasa de denuncias donde pierde la ciudadanía y ganan los delincuent­es.

Sería esperable que tanto la Fiscalía como el Ministerio del Interior y Seguridad Pública prioricen la resolución de denuncias, de modo de aportar a incrementa­r la sensación de seguridad de la ciudadanía y terminar con la impunidad con la que actúan los delincuent­es.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile