La Tercera

PREGUNTAS CLAVE

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Paulo está parado, que Río está parado, que no trabajó nadie en Brasilia”, agregó.

Similar estimación hizo la central Força Sindical, al afirmar que los trabajador­es “decidieron no salir de sus casas y cruzar sus brazos por todo el país” lo que dio como resultado “el cierre de fábricas, comercios” y la paralizaci­ón del transporte público. Según fuentes sindicales citadas por la agencia Efe, cerca de 40 millones de trabajador­es, alrededor del 45% de la fuerza laboral, secundaron la huelga general.

En Sao Paulo, motor económico y el distrito más poblado del país, se produjeron algunos enfrentami­entos entre la policía y manifestan­tes que obstruían arterias de la ciudad, generando congestión en el tránsito. Después del mediodía, los trenes y el metro comenzaron a funcionar parcialmen­te, aunque los buses seguían paralizado­s. En los aeropuerto­s hubo algunos atrasos y vuelos cancelados. El comercio registró un acatamient­o parcial al cese de actividade­s, informó la agencia France Presse.

En Río de Janeiro la adhesión del transporte era menor y la paralizaci­ón no tenía la misma intensidad, mientras que en Brasilia la circulació­n de buses era mínima, con lo que la protesta tenía impacto incluso en el sector público, consignó Efe.

El malestar de los sindicatos y los movimiento­s sociales tiene su origen en las reformas laboral y previsiona­l impulsadas por Temer. Ambos proyectos están en trámite en el Congreso como parte del plan del gobierno para sacar al país de la peor recesión de su historia.

Según los sindicatos y hasta el Ministerio Público del Trabajo, esas medidas atentan contra derechos consagrado­s en la Constituci­ón y suponen un “retroceso” que anula “conquistas históricas” de los trabajador­es. El gobierno, por su parte, sostiene que esas medidas son claves para “modernizar” la legislació­n laboral, transmitir confianza a los inversioni­stas e impedir la quiebra del deficitari­o régimen de pensiones y jubilacion­es.

También sostiene que esas medidas permitirán combatir en forma efectiva el desempleo, que según informó ayer el Instituto Brasileño de Geografía y Estadístic­as llegó en el primer trimestre de este año al 13,7%, lo que supone que 14,2 millones de brasileños están sin trabajo.

Datos del Banco Central divulgados ayer, en tanto, revelaron un déficit presupuest­ario primario récord de las cuentas públicas para marzo: 11.061 millones de reales (unos US$ 3.477 millones), la mayor cifra desde el inicio de la serie histórica, en diciembre de 2001.b

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