La Tercera

Sin retorno

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AL MOMENTO de despachar esta columna, no hay todavía una decisión formal del partido Demócrata Cristiano. Y aunque todo indica que Carolina Goic concurrirá como candidata a la primera vuelta electoral, no se trataba de un decisión sencilla; especialme­nte para una fuerza política, recordémos­lo, que sigue siendo la más grande del oficialism­o, pero cuya influencia, identidad y apoyo ciudadano, se han ido desdibujan­do con los años.

Entonces, esa será la primera tarea de la Falange. Su historia en Chile, como sus conviccion­es ideológica­s y doctrinari­as, la lleva ineludible­mente a ser parte de una coalición de centro izquierda. Por tanto, la decisión adoptada ayer no debe llevar a confusione­s. El desafío es cómo reconstrui­r ese pacto y afecto común, en el marco de un acuerdo programáti­co y político que renueve la vocación de transforma­ción y cambio propio de todos quienes se dicen progresist­as, reforzando su identidad particular, en el contexto de una coalición diversa, la que debe procurar una mayoría social y política para gobernar Chile.

Por lo mismo, más que una condición, el pacto parlamenta­rio es una consecuenc­ia de dicho debate; como la expresión electoral de fines y instrument­os compartido­s, los que no deben ensombrece­rse, ni menos quedar supeditado­s, al simple propósito de obtener o preservar las actuales cuotas de poder. En política es fundamenta­l querer ganar, pero tanto o más importante es saber para qué. Solo de esa manera, y cualquiera sea el resultado en noviembre, se podrá asegurar el futuro de una fuerza política cuyos moLA

Quizás el principal obstáculo para que la DC vuelva a recuperar su identidad e influencia es el desdén interno cuando no la deslealtad y miseria.

suicidio político absurdo. Sería la DC contra los otros seis partidos, y pasaría lo de Orrego en que muchos DC votarían por Guillier para acomodarse a tiempo. Si por otro lado va a la primera vuelta, no solo no tiene chance alguna, sino que podría marcar quizás 6 a 8 puntos -que están muy lejos de los 30 que tuvieron alguna vez-, o incluso los 13 que creen tener hoy. Los líderes de la DC se farrearon el partido en su matrimonio con la izquierda.

Pero para Guillier las cosas tampoco están fáciles. Si Goic va a la primera vuelta, más los candidatos independie­ntes como MEO, Parisi, y Bea Sánchez con el Frente Amplio, éste podría tener apenas un 20%, lo que sería un fracaso estrepitos­o. Peor aún, no es completame­nte descartabl­e que en ese escenario incluso salga tercero. Es un candidato débil, sin contenidos, y que comete demasiados errores. Todo esto se complica aún más con las decisiones de las listas parlamenta­rias, que serán el golpe definitivo a la coalición.

La reciente declaració­n personal de Goic de ir a la primera vuelta ha traído una revuelta en la DC bacheletis­ta, y probableme­nte no se lo van a permitir. Eso significa el fin de su campaña, en cuyo caso Guillier termina corriendo solo, pero con enormes detractore­s mentos estelares del pasado, parecen cada vez más difíciles de reproducir.

Pero quizás el mayor obstáculo será luchar contra el desdén y la desesperan­za interna, cuando no la deslealtad y miseria en muchos casos. Las dos entrevista­s de Jorge Pizarro en este diario durante la semana, reflejan con inusitada crudeza esta cuestión. Desconocie­ndo las decisiones que democrátic­amente adopta la organizaci­ón a la que pertenece, no contento con marginarse y no colaborar, pareciera empeñado en sabotear los pocos liderazgos que puede exhibir la Falange. Al igual como hizo con Orrego, ahora repite el libreto, contribuye­ndo a socavar la esperanza de todos aquellos que consideran que junto a la indispensa­ble viabilidad electoral que requiere la acción política, también ésta debe acompañars­e con coherencia y sentido ético.

Hoy, ese mismo Senador que reclama porque no se discutiero­n las cuestiones de fondo, ayer corrió cual calcetiner­a detrás de una candidata que competía contra su propio partido, para algunos años después, cuando el favor ciudadano ya no la acompañaba, tener la desfachate­z de decir que ni siquiera había leído el programa. Por lo demás, y lo digo con la mayor tranquilid­ad, no creo que Pizarro sea la persona más adecuada para reprochar que se haya puesto al partido en un “pie imposible” o reclamar por acciones que han “violentado” la conciencia de sus militantes.

No hay vuelta atrás. Lo que ahora se juegan es más que el resultado de una campaña. dentro de la coalición. A mí no me sorprender­ía que en ese escenario Guillier tampoco pudiera seguir en la carrera cuando quede en total evidencia su debilidad.

El PC, MAS, e IC estarían más cómodos en el Frente Amplio. La DC estará mucho más cómoda con Ciudadanos, el PRI, Evopoli y hasta Amplitud, además de un sector de RN. El PPD debiera fusionarse con el PS, pero las fracciones internas lo harían un caos. Las cosas van de mal en peor, a la par con los resultados del gobierno.

La Nueva Mayoría fracasó rotundamen­te en su proyecto político. No fue capaz de gobernar para generar desarrollo, y ni hablar del crecimient­o. Y lo peor, no fue capaz de generar nuevos líderes relevantes como siempre tuvo. En esa línea quizás el PC es el único que sí lo ha hecho. Hoy la Nueva Mayoría está entregada a un candidato mediocre, sin ideas propias, sin experienci­a de gestión, y menos de liderazgo. El Frente Amplio espera tranquilo el reventón para recoger a los caídos, al igual que los partidos de centro con la DC.

El tiempo de la Nueva Mayoría en los hechos ya terminó, a pesar de los últimos estertores para mantenerse unidos. Pero no tienen liderazgos para ello, y Guillier tampoco es capaz de ello. La historia tiene la palabra.

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