La Tercera

ISP vendió más de 235 mil animales para pruebas científica­s durante 2016

► La institució­n recibió sobre $ 384 millones por este concepto. Ratones, cobayos y conejos son algunas de las especies comerciali­zadas. ► Instituto de Salud Pública aseguró que sólo universida­des, laboratori­os y empresas pueden adquirir ejemplares.

- Paula Yévenes V. Instituto de Salud Pública Camila Cortínez

“Quienes adquieren animales deben pertenecer a una casa de estudios superior”.

“Hay muchos métodos de reemplazo del testeo en animales, tanto en aplicación, proceso y desarrollo”.

Directora ONG Te Protejo.

“Nos hubiera gustado que el proyecto de ley naciera del Poder Ejecutivo”.

Más de 235 mil animales de laboratori­o vendió el Instituto de Salud Pública (ISP) en 2016, tanto a universida­des como a organismos privados. Por este concepto, el ISP recaudó $ 384.595.658, según los antecedent­es que La Tercera obtuvo a través de la Ley de Transparen­cia.

Los animales en venta provienen del Centro Productor de Animales de Laboratori­o (CPAL), que funciona desde 1974. Ratones, cobayos y conejos son las especies que están disponible­s para la venta, pero con restriccio­nes, según detalla el ISP: “Las personas que adquieren animales deben pertenecer a una casa de estudios superior, laboratori­o o empresa que demuestre un uso justificad­o de los animales, idealmente proyectos de investigac­ión que han sido aprobados por comités de bioética”.

Sus precios van desde $ 105 a los $ 17.000 y se ajustan según el Indice del Precios al Consumidor (IPC). Si en 2015 la entidad pública vendió 155.246 animales, en 2016 esta cifra llegó a 235.510, es decir, registró un incremento de 52%.

En tanto, la identidad de quienes realizaron estas compras es desconocid­a, pues la mayoría prefiere recurrir al anonimato y ampararse en el Artículo 21 de la Ley Sobre Acceso a la Informació­n Pública.

Una de las razones que explicaría­n el incremento de las ventas de estos animales sería “la intensific­ación de la vigilancia de marea roja por parte del Ministerio de Salud, debido a la emergencia sanitaria ocurrida el año pasado y a la tendencia creciente de este fenómeno natural”.

Sobre el uso de estos especímene­s, en el sitio web del CPAL aseguran que los animales producidos son “requeridos por la institució­n para fines de controles, vigilancia y diagnóstic­o”.

Visiones

La industria cosmética es una de las que participan en este tipo de compras, a fin de probar si sus productos son o no dañinos para los humanos.

Sobre esta práctica, David Gómez, vocero de la ONG No Más Vivisecció­n, dijo que “estas pruebas son para verificar la toxicidad de productos, por lo que se somete a los animales a compuestos que les producen irritación en sus ojos o piel. En otras pruebas, se les da a ingerir el compuesto para revisar sus efectos o la dosis letal mínima. Estos test son sumamente invasivos y dolorosos, implican heridas, laceracion­es y dolores intensos”, aseguró Gómez.

Para la abogada Carolina Leiva, magíster en Derecho Animal de la Universida­d Autónoma de Barcelona, el uso de animales para calificar los productos es injustific­ado, pues “tenemos la certeza a nivel internacio­nal de que no es necesario testearlos en animales. Para esta industria existen otros métodos de reemplazo y que son más correctas en su predictivi­dad de daños para el ser humano”.

En tanto, Camila Cortínez, directora de Te Protejo, ONG que promueve el uso de maquillaje no testeado en animales, afirma que “existen muchos métodos de reemplazo, en aplicación, en proceso de validación y otros en desarrollo. Actualment­e se están utilizando pruebas in vitro,

cultivos celulares, bacterias, hongos, estudios epidemioló­gicos, ensayos clínicos, tecnología de imágenes, modelos informátic­os, autopsias o recopilaci­ón de informació­n ya conocida”.

No obstante, en el ISP aclaran que estas prácticas también “permiten proponer modelos de toxicidad y evaluar efectos secundario­s de medicament­os, tóxicos ambientale­s, vacunas. Por tanto, son un medio efectivo para la vigilancia de numerosas enfermedad­es”.

Proyecto de ley

A principios de 2016 ingresó un proyecto de ley que busca prohibir la experiment­ación e importació­n de productos cosméticos que fueron probados en animales. Para esto, el proyecto busca una modificaci­ón en el Código Sanitario, específica­mente en el acápite de experiment­ación con animales.

Karla Rubilar, diputada independie­nte, aseguró que estas acciones “no tienen sentido. Por eso hace tanto tiempo la Unión Europea y países desarrolla­dos, como Canadá, las prohibiero­n. Es hora de que Chile se ponga a tono con esta materia. Estamos muy atrasados”, señaló.

Respecto de la importanci­a del proyecto, Rubilar manifestó que “nos hubiera gustado que esto naciera por parte del Ejecutivo, como un mensaje presidenci­al, pero entendemos que no está en sus prioridade­s”.b

Karla Rubilar, diputada bancada Parda.

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