Una clase del Equipo B
► Universidad Católica baja a la U con un claro triunfo en San Carlos. ► Con dos goles, el Pájaro Gutiérrez pide cancha en la Libertadores. ► Los azules siguen sin dar pie en los clásicos. Y ponen en riesgo la punta.
Alternativo, mixto, dosificado. El Equipo B. Con el peso de un apellido que casi siempre implica desprecio, el once de Universidad Católica ayer salió a bajar a la U. A golpearla y despertarla del sueño de la estrella 18 en Primera División. Y lo hizo. Con fuerza, con hambre, con el puño apretado y con la claridad de un 3-1 muy doloroso para los azules, en la versión 184 de este clásico.
Un duelo compartimentado. Con 15 minutos brillantes de Universidad Chile, cuyo comienzo fue el de un verdadero líder. Apretando al rival en su propio campo, asfixiando la salida. Católica se vio sorprendida, casi impotente. El 4-2-3-1 propuesto por Mario Salas se transformó en un defensivo 4-4-1-1. No por deseo propio, sí por las circunstancias del compromiso.
Los azules tenían el partido en su poder. Y hasta se encontraron temprano con el primer gol. Un penal (mano de Parot ante un centro de Rodríguez) le permitió a Felipe Mora sumar su décimo gol del torneo, para aumentar su ventaja al tope de la tabla de artilleros. Recién corrían ocho minutos y el escenario le calzaba perfecto al conjunto de Guillermo Hoyos.
El tanto de Morita, sin embargo, generó un efecto negativo en la visita. O positivo en el local, según como se mire. Despertó la UC, la conexión de Carlos Espinosa y Diego Buonanotte se activó en el mediocampo y Roberto Gutiérrez, siempre inquieto, empezó a ser alimentado. Lo bueno para el anfitrión es que la paridad llegó rápido. Pase perfecto del
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Enano y definición certera del Pájaro. La imagen de la celebración cruzada de inmediato trajo el recuerdo de Santiago Silva, el nueve titular de la UC, divorciado con el arco y que no fue citado para este choque. A la primera clara, el chileno timbró. Historia muy distinta a la del refuerzo uruguayo.
Gonzalo Jara, a esa altura, ya estaba fuera de combate por un golpe en la zona costal. Después dejaría la cancha y con su salida partió el dolor de cabeza de la banca azul: a la lesión del zaguero se sumó la de Gustavo Lorenzetti. Las bajas desfiguraron a la U y Católica se adueñó del compromiso. El empate se mantuvo hasta el descanso, sin embargo. Eso sí, a los de la franja les anularon erróneamente el tanto de la ventaja, por un inexistente fuera de juego de Gutiérrez.
El entretiempo le ayudó a Hoyos a reordenar sus piezas. Efectivamente el juego se hizo más parejo. La posesión, de hecho, se inclinó hacia el equipo del chuncho. Aun así, la cosa pintaba mejor para los dueños de casa, con Espinosa y Gutiérrez como las referencias.
Buonanotte exigió una gran tapada de Herrera y minutos después dejó el terreno por Fabián Manzano. El cambio generó quejas contra Salas. Espinosa se ubicó más cerca del Pájaro y a los 75’ habilitó al centrodelantero, quien no perdonó para anotar su segunda diana. Para ser justos, estaba en clara posición de adelanto.
San Carlos se encendió y ardió a la jugada siguiente, con el cabezazo de José Pedro Fuenzalida (recién ingresado), que decretó el 3-1 y sepultó las esperanzas azules. La victoria se selló. La U no tenía jugadores ni herramientas para buscar una hazaña. La UC estuvo más cerca del cuarto gol, incluso. Ganaron los cruzados y ganaron bien. En su casa conectaron un puñetazo al rostro del archirrival, que ya acumula 12 clásicos oficiales (ante Católica y Colo Colo) sin obtener un triunfo.
Festeja la UC y Mario Salas debe pensarlo bien: hay jugadores del llamado Equipo B que claman por mayor protagonismo en la Copa Libertadores. Aceptarlo sólo depende del entrenador.b