Abrochar cinturones
REVOLUCIÓN Democrática consiguió las firmas para convertirse en un partido político nacional y el Frente Amplio tendrá sus primarias legales. Sin duda que este acontecimiento le pondrá algo de vértigo a un proceso que se hacía cada vez más predecible. Y tanto desde los efectos, como por los antecedentes, habrá algunas cosas muy interesantes de mirar.
Hay una cierta estética que parece calar en los escépticos y desencantados. Habiendo sido varios de estos líderes parte del movimiento estudiantil, sumando a otros no tan jóvenes pero cuya influencia se ejerció desde las aulas y la academia- existían severas dudas sobre la eficacia que éstos tendrían en el marco de las reglas institucionales que tanto critican. Lo cierto es que su desempeño estuvo muy por sobre lo pronosticado; y tanto hoy, como ayer, han sorteado el reto de cumplir con las exigencias del sistema, sin que eso trasunte mimetizarse con los estilos y prácticas del mismo.
De hecho, es probable que ni ellos aquilaten el efecto del paso que acaban de dar. En momentos donde los instrumentos para dirigirse a los ciudadanos están crecientemente restringidos, cuando se han limitado los presupuestos de campaña o se ha excluido a las empresas del financiamiento de la política; disponer de siete minutos y medio en televisión abierta, por algo así como veinte días, en horario prime y en cadena nacional, les dará una tribuna y oportunidad que ya se soñarían muchos. Se trata no solo de un espacio privilegiado para los precandidatos a la presidencia, sino también para presentar a todo ese elenco que posteriormente buscará también una oportunidad en el Congreso. Y para qué decir cuando su único competidor en esa pantalla será la derecha, mientras la Nueva Mayoría, o lo que queda de ella, mira este acontecimiento desde sus casas.
He ahí quizás la cuestión más significativa que subyace a esta noticia. Tal como lo logró Melenchon en Francia, Iglesias lo intentó en España y Marco fracasó en Chile, el objetivo de esta nueva izquierda –más radical y testimonial, pero no por eso necesariamente popular- es desbancar y sustituir a las tradicionales fuerzas que, al menos en Chile, representaron la socialdemocracia y el socialcristianismo; amenazando así su predominio ostentado por casi tres décadas. Pero para cumplir tamaña hazaña, se requiere convocar y levantar a una parte de esa gran mayoría de electores que voluntariamente se marginaron del proceso. Sin duda que la franja electoral ayudará a ese propósito, especialmente si la oferta se traduce en una propuesta audiovisual rupturista y seductora, pero persiste el fantasma de que estos novísimos debutantes sean víctimas de su propio discurso inicial; es decir, aquel que descree de las reglas del juego que nos hemos dado, mostrándolas como la parodia levantada por el duopolio y otros grupos de poder en Chile.
Y aunque sigue siendo muy difícil que el Frente Amplio pase a segunda vuelta, están hoy más cerca que ayer de cumplir con su objetivo.
Aunque sigue siendo muy difícil que el Frente Amplio pase a segunda vuelta, están hoy más cerca que ayer de cumplir con ese objetivo.