Acciones para la inclusión y no discriminación
Señor director:
La equidad y la inclusión han sido ejes centrales del debate educacional de los últimos años, poniendo sobre la mesa los obstáculos y brechas de acceso y permanencia que debe enfrentar el sistema de educación.
Las distintas dimensiones de la desigualdad a la que están sujetos nuestros compañeros generan trayectorias académicas dispares que no logran reflejar el talento y el esfuerzo que hay detrás. Una de estas es la desigualdad y violencia de género. Según el Informe Mundial de Naciones Unidas sobre violencia en la infancia (2006), la mayoría de los casos de bullying en la escuela están basados en normas de género: niñas que no se comportan “femeninamente” o niños que no se comportan “masculinamente” son objeto de hostigamientos y abusos.
Muchos cargan este peso en silencio, sin encontrar apoyo de sus comunidades y familias. Al llegar a la universidad esperan un espacio de apertura e inclusión. En ese sentido, apoyamos el Día Mundial Contra la Homofobia, Lesbofobia, Bifobia y Transfobia realizando distintas actividades en los campus la semana pasada. Sin embargo, se nos negó la realización de una feria de iniciativas por la diversidad sexual arguyendo que no era de índole académica.
Lamentamos la decisión, pues generar una cultura de reconocimiento es necesario para el desarrollo de profesionales y ciudadanos al servicio del país. La diversidad social en el aula y la libertad de expresión y cátedra son parte de una educación de calidad y Chile aún tiene mucho por avanzar. No basta con teñir La Moneda de arcoíris, izar banderas en municipios o crear “códigos de honor” en las universidades, si no estamos dispuestos a ser el reflejo de aquello. sin embargo, nada o muy poco se dice sobre las intervenciones e impactos que tienen en la composición paisajística de la ciudad.
Santiago es una ciudad estrecha; con sectores de baja densidad en áreas verdes o espacios públicos. En este sentido, las intervenciones para los buses en los ejes Santa Rosa, Vicuña Mackenna (en paralelo a L4 y L5 del Metro), Grecia (desde Vespucio al oriente), Dorsal, Las Rejas, entre otros, no han sido muy felices. Se han convertido en zanjas que solo ayudan a fragmentar (aún más) la ciudad; crítica que largamente se les hizo a las autopistas urbanas y al Metro por viaducto.
Sin duda el debate entre más Metro o más buses continuará. Me gustaría aprovechar esa intensidad para promover un Santiago además de bien conectado, un poco más pretencioso.