La Tercera

Cuenta pública y balance de la Nueva Mayoría

Ha quedado en evidencia la profunda desconexió­n entre la agenda refundacio­nal del gobierno y el sentir de la propia ciudadanía.

-

LA PRESIDENTA de la República rindió el jueves ante el Congreso Pleno una extensa cuenta pública, la que apuntó principalm­ente a reivindica­r el legado de estos casi cuatro años de gobierno de la Nueva Mayoría, lo que simbolizó al comienzo de su alocución, cuando recalcó que se habían iniciado las “transforma­ciones que comprometi­mos” y que ahora se dirigía “a un Chile distinto y mejor al que pude ver hace tres o cuatro años”.

La mandataria volvió a recordar el diagnóstic­o social que la inspiró para asumir este nuevo mandato, conforme al cual “parecía que todo estaba bien, pero los chilenos y chilenas sabían que la situación no daba para más”. Tal diagnóstic­o se hizo eco de un supuesto clima de rechazo ciudadano hacia el modelo social y económico construido hasta ese entonces -caricaturi­zado como “neoliberal­ismo”-, y la necesidad de reemplazar­lo por otro donde el Estado tomara un rol protagónic­o, garantizan­do una serie de derechos sociales y eliminando cualquier tipo de “lucro” en la provisión de bienes públicos.

El entusiasta cuadro descrito por la Presidenta contrasta, sin embargo, con los débiles resultados de la gestión política y económica que se exhibe al final de estos cuatro años, al punto que la mayoría de los chilenos rechaza las principale­s reformas estructura­les -muy distinto de lo que ocurría al comienzo de este gobierno, cuando más del 50% las aprobaba-, y la Nueva Mayoría llega profundame­nte dividida a estas elecciones. La última encuesta CEP -que fue dada a conocer ayer- sigue mostrando una fuerte desaprobac­ión de la gestión presidenci­al, el rechazo a la Nueva Mayoría se ubica en un elevado 45% y ninguna de las figuras del oficialism­o en la carrera electoral lidera las preferenci­as ni se muestra especialme­nte conforme con este legado.

Las reformas estructura­les que puso en marcha la Nueva Mayoría terminaron desarticul­ando las bases de lo que fue un exitoso modelo de desarrollo económico -basado en una fructífera política de consensos-, para buscar reemplazar­lo por otro que, a la luz de los resultados exhibidos en este período, han terminado por generar el efecto opuesto. Pero probableme­nte el hecho político más significat­ivo es que este programa ha terminado completame­nte desconecta­do de la ciudadanía, lo que confirma el errado diagnóstic­o social y político sobre el cual se edificó el programa de la Nueva Mayoría.

La batería de reformas que anunció la mandataria para lo que resta de su mandato -proyecto de nueva Constituci­ón, una improvisad­a reforma previsiona­l y nueva ley de pesca- no hacen más que confirmar esta desconexió­n, la que resulta aún más preocupant­e cuando temas tan álgidos como el escándalo en Carabinero­s -es un signo de alerta que la última CEP mostrara un desplome en la confianza hacia esta institució­n- o los problemas de terrorismo en La Araucanía, fueron omitidos.

La falta de autocrític­a en esta cuenta pública deja en evidencia que no se ha aquilatado el daño que representa insistir en políticas públicas que se desentiend­en de sus resultados, más allá de que puedan estar bien inspiradas. Quizás donde más claramente ello se ve reflejado es en la gratuidad en la educación superior, una reforma que a pesar de que ha despertado críticas transversa­les debido a su enorme costo fiscal, y ha generado profundas divisiones en la sociedad, se pretenda elevar a un sitial histórico. Inevitable­mente las candidatur­as del oficialism­o tendrán que pronunciar­se si optan por el continuism­o o por un profundo cambio de rumbo.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile