SOLO PARA LA FOTO

Así las cosas, Ángelo Sagal era uno de los que más se jugaba dentro de la oncena titular que se presentó anoche en el Nacional.

El delantero, que con su actuación en la China Cup ya había entrado en la lista del entrenador, se mostró siempre movedizo y, ante la contemplación de una defensa patética, desperdició hasta cuatro oportunidades antes de por fin superar al arquero Sawadogo, quien con un par de buenas de tapadas borró parte de su precario arranque.

De todas formas, el atacante de Huachipato será quien ocupe uno de esos puestos que no tenían

nombre en el ataque. ¿El otro? Estaba planteada la disputa entre César Pinares y Leonardo Valencia. El volante de Unión Española tuvo activa participación en el juego, con dos tiros en los palos y un pase-gol, pero aquello no fue suficiente para entrar en los 23.

El pobre nivel de Burkina Faso, y su consiguiente falta de ambición, hizo del partido un juego unilateral y de nula relevancia, con menos dificultad que un entrenamientos de dientes apretados. Fue predecible hasta el hartazgo y llevó a Chile a exigirse poco, a sabiendas de que el resultado daba lo mismo; que si llenaban de goles al rival nadie se moría y si no, lo mismo.

Un largo bostezo.

Y si no se hubiese sabido antes del pitazo inicial que el rival era un paquete, bien podría calificarse de engaño.

Las anotaciones de Vidal salvaron algo de la noche. Una muestra de su jerarquía y su condición de principal estrella sobre la cancha. Las fotos que al final se tomaron los africanos con él son la gran prueba de aquello (aunque hasta Pinares se robó un par de instantáneas).

¿Sirvió jugar contra Burkina Faso? Es altamente improbable. Cualquier duda que tenía Pizzi, la resolvió en Pinto Durán, no en el Nacional.