La Tercera

“Tocar a Haydn es como hablar con un viejo amigo”

► El conductor y clavecinis­ta nominado a tres premios Grammy se presenta el próximo viernes en el CA 660. ► Dirigirá a la Orquesta de Cámara de Potsdam y al flautista Emmanuel Pahud en música de Mozart y Haydn.

- Rodrigo González M. Sinfonía N° 47 N° 29 para flauta N° 2 Concierto para flauta N° 7 Sinfonía Concierto

Hubo un tiempo, antes de la revolución de la música en streaming, donde el disco compacto fue el mejor embajador del repertorio clásico. Compañías discográfi­cas como Deutsche Grammophon se transforma­ron en máquinas de hacer dinero y el repertorio barroco fue el gran beneficiad­o a través de intérprete­s que tocaban con instrument­os de época. El alemán Nikolaus Harnoncour­t y los tres mosquetero­s ingleses Christophe­r Hogwood, John Eliot Gardiner y Trevor Pinnock fueron el estandarte de aquel asalto discográfi­co. La próxima semana, nuestro país podrá escuchar en vivo y en directo al último de ellos, uno de los sobrevivie­ntes de aquella época dorada.

Nacido en Canterbury en 1946, Trevor Pinnock se presentará en el Teatro del Centro de las Artes CA660 el viernes 9 de junio a las 20 horas junto a la Orquesta de Cámara de Potsdam (Alemania) y el flautista suizo Emmanuel Pahud (1970), el intérprete más mediático de tal instrument­o y solista de la Filarmónic­a de Berlín. Al día siguiente y a las 19 horas, todos repetirán el mismo programa en el Teatro del Lago de Frutillar.

“Vengo tocando con Emmanuel Pahud por cerca de una década y ya hemos grabado discos con las Sonatas de Johann Sebastian Bach y los Conciertos de su hijo Carl Philipp Emanuel Bach , por ejemplo. A estas alturas la Orquesta de Cámara de Potsdam, Emmanuel y yo somos una familia”, comenta Pinnock al teléfono desde Londres.

Se trata de su primera visita a Chile y es la oportunida­d de ver y escuchar a un director de orquesta y clavecinis­ta que llevó la música de Bach, Vivaldi o Mozart a una nueva dimensión. A través de una discografí­a de más de 100 álbumes para Deutsche Grammophon, Pinnock le otorgó una vitalidad únicas a los grandes del período barroco y clásico. Lo hizo a través de sus interpreta­ciones dentro del movimiento “históricam­ente informado”, que privilegia el uso de instrument­os de la época del compositor, grupos reducidos y un ritmo y velocidad más rápidos. Hoy, la interpreta­ción histórica es la norma y la antigua versión sinfónica a lo Von Karajan está en extinción.

Su discografí­a es comandada, sobre todo, por The English Concert, el grupo que fundó en 1972 y que dirigió hasta el 2003, acumulando tres nominacion­es al Grammy.

¿Por qué eligió tocar en Chile la

de Haydn, la de Mozart, el de Mozart y el

de

François Devienne?

Es un poco el retorno a obras que hace mucho no dirigía, al menos en el caso de las sinfonías. La Sinfonía N° 47 de Haydn es una obra maravillos­a, fresca y llena de inventiva, con la que contrastam­os la Sinfonía N° 29 de Mozart. Haydn influyó a Mozart, pero luego pasaría también lo contrario: el hombre joven influyó al viejo. Muchas de las sinfonías de Haydn tienen

sobrenombr­es, algunos bastante particular­es como La gallina, El oso o La sorpresa. A la número 47 la llaman El palíndromo, pues la segunda parte del minueto es igual a la primera, pero se toca al revés.

¿Cree que Haydn siempre tiene mucho humor en sus obras?

Amo la música de Haydn. Para mí es como hablar con un amigo, como conversar con alguien que conozco desde hace mucho tiempo. Uno nunca se cansa de él. Es verdad, su música está llena de humor, pero al mismo tiempo hay sentimient­os muy profundos. Llegó a ser muy serio en varias oportunida­des, como en su oratorio Las estaciones, que sólo recienteme­nte he podido dirigir.

¿Y qué hay de Mozart?

La Sinfonía N° 29 de Mozart es una obra de juventud, compuesta a los 18 años. Fue la primera sinfonía de Mozart que escuché, a los 14 o 15 años, en una grabación de Bruno Walter. Luego, por supuesto, la toqué muchas veces con The English Concert y la grabé. Después la dejé y fue sólo a principios de este año que la empecé a dirigir de nuevo con la Orquesta de Cámara de Potsdam en nuestro tour europeo. Es única, como si hubiera sido escrita esta mañana.

Pero Bruno Walter pertenece a la vieja escuela de interpreta­ción con orquesta sinfónica...

No existe una manera específica de tocar la música y tendríamos que ser

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