Los partidos sí importan
Señor director:
La encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP) era -sin duda- muy esperada por la clase política y los medios de comunicación, en un contexto de ciclo electoral en curso. Sin embargo, los datos que aporta, en ningún caso pueden tomarse como definitivos, ni logran cerrar el escenario de incertidumbre a seis meses de los comicios presidenciales. Como la mayoría de los estudios de opinión conocidos, intenta mostrar el clima de la opinión pública en relación con las elecciones. No son, en estricto rigor, encuestas electorales, con carácter predictivo. De allí la necesidad de tomar los resultados entregados como un dato que corresponde a un momento determinado y a las percepciones de la opinión pública encuestada en el estudio.
Con todo, un dato que no parece cambiar es el referido a la abstención electoral. En el estudio, solo un 44% señala que -con seguridad- irá a votar en noviembre próximo. Este dato revelador muestra, entre otras cosas, que cuando los ciudadanos decidan votar -lo que está ocurriendo con menos frecuencia que antes desde la elecciones de 1997 o en menores proporciones-, sus preferencias estarán más próximas al momento de la votación y serán guiadas por consideraciones partidistas con menos frecuencia que antes. Es decir, lo que vamos a comenzar a observar es más y más ciudadanos que, cuando piensan en política (si es que lo hacen) o cuando decidan ir a votar, será más probable que lo hagan desde consideraciones cortoplacistas.
En este sentido, el electorado chileno se está desestructurando progresivamente. Lo que veremos en las próximas elecciones, de mantenerse la tendencia actual de vaciamiento de la política, será una forma de comportamiento electoral más contingente y un tipo de votante cuyas opciones parecen cada vez más funcionales a lógicas pragmáticas. Marco Moreno Señor director:
Una de las lecciones que nos ha dejado la última encuesta CEP es que los partidos sí importan. Especialmente en la elección presidencial. Un ejemplo de esto lo fueron Marco Enríquez-Ominami en su primera incursión en el año 2009 y Franco Parisi de alguna manera el 2013. Ambos intentos lograron cautivar a un electorado importante pero no fueron suficientes para alcanzar el objetivo final que era llegar a La Moneda. Ni siquiera pudieron llegar al balotaje para definir en la definición “a penales”.
Es por eso que la Ciencia Política destaca el rol de los partidos políticos, y cómo son parte fundamental en el momento de definir el voto en una elección, y que pese al cuestionamiento que puedan llegar a poseer, en un sistema con voto voluntario entregan esa fuerza para poder movilizar y llevar personas a las urnas.
Parece equivocada la estrategia utilizada por Guillier para enfrentar las elecciones de noviembre, dejando en un segundo plano a los partidos políticos de la Nueva Mayoría. Su estancamiento en la última encuesta CEP confirma esto. El es parte “de lo político” y la ciudadanía lo percibe de esa manera. El mensaje equivocado despreciando a los partidos de a poco va causando daño a su campaña, que pese a tener el apoyo de las cúpulas de la gran mayoría de los partidos de la Nueva Mayoría, no ha logrado despegar.
Los partidos importan porque entregan un piso mínimo, y porque en tiempos de enorme desafección por lo político, son capaces de movilizar en torno a un objetivo.
Rodrigo Arellano
director:
Agradezco los halagos de la carta de ayer del profesor Eduardo Sabrovsky, aunque me desconciertan un poco los débiles supuestos históricos y el ánimo campañero de las preguntas que les siguen.
No puedo darle la razón cuando, en vez de reconocer que la violencia contra los mapuches ha sido una obra sustentada por la ignorancia, el desinterés y el oportunismo de todos los bandos políticos, trata de imputársela exclusivamente a la derecha.
Distorsiona, además, el pensamiento de Mario Góngora, como si no fuera un historiador profesional planteando una tesis, sino un operador político. Desconoce que fueron algunos liberales los que se opusieron -en nombre de la propiedad privada- al despojo de los mapuches por parte del Estado (tan fetichizado por nuestra estatista izquierda), y el Partido Conservador uno de los primeros en llevar representantes mapuches al Congreso. Ignora, por último, que la dictadura cultivó buenas relaciones con amplios sectores mapuches, lo que le valió a Pinochet ser nombrado “Ulmen Futa Lonco” el 89, hizo que la región de La Araucanía fuera la única donde ganó el “sí” el 88, y significó a la UDI por décadas mayorías en esa zona.
Sabrovsky, por otro lado, parece creer, ingenuamente, que el positivismo racista del siglo XIX y el desarrollismo materialista del XX han sido patrimonio exclusivo de la derecha, y no el trasfondo ideológico de todos los bandos.
Por mi parte, estoy seguro de que izquierdas y derechas razonables pueden y deben trabajar juntas creando una tensión virtuosa- por mejorar Chile. Así como winkas y mapuches, que también los hay de todos los colores políticos. Para lograrlo se requiere un apego pragmático a los hechos del pasado y del presente, cultura de diálogo público, reconocimiento mutuo, moderación política y muchísima humildad. Yo trabajo desde donde puedo y con las fuerzas que tengo, en ese sentido, e invito al profesor a hacer lo mismo.
Pablo Ortúzar Madrid Señor director:
En su lúcida columna de opinión, titulada como esta carta, Óscar Contardo expuso el peligro de fundar nuestras decisiones y acciones exclusivamente en creencias, deseosas de confirmación, por sobre el conocimiento científico; ejemplificando con uno de tantos lamentables casos de gente que termina muriendo producto de tratar sus dolencias de salud con terapias pseudocientíficas, y haciendo notar lo pernicioso que resulta cuando las autoridades políticas se acogen a tales ideas.
Sin ir más lejos, en nuestro país, durante el primer gobierno de Bachelet, el Minsal legitimó el uso de pseudomedicinas en el sistema público de salud. Gracias a ello, hoy destinamos a ellas parte de los ya escasos recursos públicos en salud y padecemos la prevalencia de pseudoterapias tales como homeopatía, reiki, Flores de Bach y acupuntura, entre otras, bajo el argumento de solicitud popular.
En España vienen de vuelta y se han levantado voces profesionales e institucionales en contra. Precarios como estamos en infraestructura y personal especializado, ¿cuántas muertes evitables son consecuencia de tal derroche de recursos en terapias inefectivas? Luis Cárdenas Graide Señor director:
Coincidiendo con las indicaciones de Senda, el principal problema que vemos en relación al consumo de marihuana en Chile, es la baja percepción del riesgo.
En nuestra experiencia, aproximadamente el 90% de los pacientes que han llegado a consultar en los últimos dos años por problemas vinculados al consumo de drogas, ha presentado también consumo frecuente de marihuana. De este número, solo un pequeño porcentaje consideraba inicialmente que el consumo de ésta fuese algo que originaba algún tipo de problema dentro de sus vidas. Sin embargo, luego de realizar un período de abstinencia, muchos de estos pacientes comenzaron a considerar por sí mismos que el consumo de marihuana era algo que también estaba afectando sus vidas o la de sus seres cercanos, y que éste les era incluso más difícil de detener que el de otras drogas “duras”, como la cocaína. Un problema muy común, por ejemplo, que ellos vinculan con el consumo de la cannabis, es la dificultad para poder proponerse proyectos a futuro y lograr llevarlos a cabo, lo que afecta sus planes educacionales, de pareja, laborales y familiares.
A partir de esta experiencia, al pensar en la discusión que se está llevando a cabo en nuestro país, nos hacemos la siguiente pregunta: ¿Cómo se podría modificar la baja percepción de riesgo que existe actualmente respecto al consumo regular de marihuana? En concreto, cómo se podría rebatir: 1. La idea de que la marihuana no causa adicción, 2. Que si hay una adicción ésta no sería motivo de mayores problemas o sufrimientos, y 3. Que el tratamiento de esta adicción no sería tan complicado como el de otras drogas.
Pamela Dyer
Decano, Facultad de Ciencias Políticas y Administración Pública Universidad Central
Profesor Investigador Facultad de gobierno UDD
Señor
Director de investigación IES
Psicóloga Clínica UC, Co-fundadora de PuntoAparte Psicoterapia
Vicente García-Huidobro
Psicólogo Clínico y Académico UC, Psicólogo de PuntoAparte Psicoterapia
Señor director:
Después de ver al senador Ossandón en el programa Tolerancia Cero me hago algunas preguntas. ¿Cómo es posible que un senador no sepa si votó o no en el Senado el Acuerdo de París? Tuvieron que recordarle que sí lo había votado. Por otra parte, es sorprendente que ante la pregunta de si apoyaría a Sebastián Piñera en segunda vuelta tuviera respuestas evasivas, y ante la insistencia dijera que se abstendría; por lo tanto, ¿cuál es el objetivo de ir a primarias?
Felicito al programa televisivo pues está dejando al descubierto lo que significa el populismo en Chile, y éste no es el primer caso. Sergio Correa Herrera Señor director:
En estos años, hemos visto cómo se ha reducido el hielo del Polo Norte o la Antártida, cómo la lluvia en la precordillera deja a una ciudad como Santiago sin suministro de agua y cómo la temperatura del planeta en general aumenta por los gases de efecto invernadero.
Este último punto, es quizás un desafío importante que las organizaciones podemos enfrentar, a través de programas como “Carbono Neutro”, que permita compensar las emisiones generadas en la operación de las empresas.
Una de las formas de aportar, proviene del compromiso por medir el impacto ambiental generado, ya que una vez conocida esa realidad, se puede gestionar ese impacto, ya sea a través de planes internos y mejoras en los procesos productivos, o compensar ese carbono restante que permita neutralizar las emisiones y el impacto que no se ha podido reducir.
La posibilidad de compensar en Chile, a través de la Reserva Costera Valdiviana, uno de los 35 ecosistemas más relevantes a nivel mundial y que The Nature Conservancy (TNC) gestiona en el país, es para las empresas una gran oportunidad. También cabe considerar la relevancia de la protección de zonas de incalculable valor ambiental y el hecho de reducir emisiones de carbono como una responsabilidad del ciudadano corporativo y que permite en parte, revertir el daño que se está generando al planeta.
Hay que detenerse a pensar qué estamos haciendo y qué podemos hacer para las generaciones venideras y todos quienes compartimos este mundo lleno de belleza viva.
Lucía Martínez
Gerente de Asuntos Corporativos y Sustentabilidad Natura