Toma del Instituto Nacional
LUEGO DE un mes en toma, el Instituto Nacional fue desalojado la madrugada del viernes. Posteriormente, fue nuevamente tomado por parte del alumnado, por lo que no es claro que la normalidad vuelva al recinto a partir del próximo día lunes.
Las razones que entregan los alumnos para mantener la toma son sus propias votaciones que respaldan tal medida. Sin embargo, no es válido que un grupo de estudiantes –aun siendo mayoritario- decida coartar el derecho que tiene el resto de los alumnos a estudiar. Esta mal entendida democracia, en donde un grupo aplasta los derechos del resto, no puede seguir operando. Así como no se justifica la agresión física o psicológica a una persona por el solo hecho de que haya sido objeto de una decisión mayoritaria, impedir que un liceo funcione para visibilizar ciertas demandas es absurdo. Por ende, las autoridades deben tomar medidas para evitar un nuevo año perdido para los miles de estudiantes afectados.
Aunque en estas páginas se ha defendido la decisión del alcalde de Santiago de frenar este tipo de protestas y responsabilizar a los menores y sus apoderados por los destrozos que típicamente se generan durante las tomas, en el caso del Instituto Nacional esto no se ha cumplido a cabalidad. Ya se acumulan demasiados días de clases perdidos, por lo que el discurso debe ir de la mano de acciones más concretas, como es solicitar rápidamente el desalojo de los establecimientos tomados y cada vez que ello se produzca. Por su parte, el Ministerio de Educación debe ser severo en no pagar las subvenciones por las clases perdidas o que no se recuperen efectivamente, de modo que tanto el municipio como las mismas autoridades del liceo y sus profesores presionen a quienes están detrás de las tomas para que busquen formas legítimas de presentar sus demandas.
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