Fiscalización de evasión en el Transantiago
Señor director:
En lo que va del año, gracias a los esfuerzos de Carabineros y del Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones, se ha logrado aumentar en 40% el número de personas infraccionadas por no pagar su pasaje.
Por tanto, hablamos de una muy buena noticia. No significa, bajo ningún punto de vista, que el número total de personas que no pagan su pasaje haya crecido, como sostuvo el titular y parte del contenido de un artículo publicado esta semana en su diario, sino todo lo contrario.
Cabe indicar que la evasión total disminuyó a 31% en el período, producto de una mayor efectividad en la fiscalización, entre otras razones, y cuyo resultado era parte de la proyección de la Coordinación contra la Evasión, instancia que puso en marcha la ministra Paola Tapia cuando asumió la cartera en marzo de este año. una de cada nueve personas. Y más de 66 millones de niños y niñas en edad escolar primaria asisten a clases con hambre en países en desarrollo.
Los países defienden esta contradicción aduciendo que se dará cumplimiento al pacto “siempre y cuando” se disponga de recursos. Se sostiene que se necesitan alrededor de US$ 3,2 mil millones por año para llegar a los 66 millones de niños con hambre en edad escolar, dineros que no están disponibles. Este argumento se emplea para “justificar” lo injustificable; es decir, que unos 263 millones de niños y jóvenes no están escolarizados según la Unesco.
Es un argumento falaz y engañador, toda vez que datos recientes muestran que en 2016 se gastaron US$ 1,69 trillones en armamentos (IPB Office in Barcelona). Es difícil calcular el número de personas en el mundo que podrían acceder al derecho a la alimentación, a la educación, a la vivienda y a una vida digna con esos recursos.
No digamos, entonces, tramposamente, que no hay recursos y que cuando los haya se harán vigentes derechos tan fundamentales. Los dineros están, ¿y el compromiso?