Con la mira puesta en el legado y la recta final
Poco más de ocho meses. Ese es el tiempo que resta para el término del segundo gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet. Con una aprobación ciudadana que ha resultado esquiva durante su segundo paso por La Moneda -si en junio de 2009 la Mandataria tenía un 74% de aprobación, en el mismo mes de este año llegó a un 31% según la Adimark-, en el Ejecutivo buscan dar un “reimpulso” a la recta final del gobierno.
Para nadie es un secreto que tras la última cuenta pública de la Mandataria -el pasado 1 de junio- se instaló “un ánimo” distinto en La Moneda, que es reconocido por los propios ministros. Bachelet defendió su legado y trazó una hoja de ruta fuertemente progresista. Desde entonces, dicen en el oficialismo, la Presidenta ha fijado posturas con “mayor libertad”, como su definición del Frente Amplio: “más bien son hijos de militantes de otros partidos tradicionales”, dijo hace algunas semanas en El Informante, donde también cuestionó que los candidatos presidenciales propongan “cosas que ya son realidad”.
Bajo ese cuadro, Bachelet busca sellar su gobierno concretando promesas emblema de su programa, como aborto y educación superior. La pista para La Moneda, sin embargo, no está despejada. El inédito escenario de dos candidaturas presidenciales de la Nueva Mayoría (Carolina Goic y Alejandro Guillier) han tensionado la agenda legislativa y en Palacio reconocen que tras la primaria, con la contienda presidencial en tierra derecha, deberán batallar porque no se invisibilice el trabajo del gobierno y no transformarse en un actor secundario.
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