La Tercera

El pueblo y los candidatos

- Por Hugo Herrera

El momento es inusitado. Nuevas capas sociales irrumpen en la escena, juventudes que antes no se educaban manifiesta­n su voluntad. El país deviene crecientem­ente urbano, se centraliza. Los aparatos tecnológic­os son más importante­s que la tierra y hasta que los juguetes de verdad. La vida se apresura. Incluso el clima está mutando. La existencia política también se aventura en lo desconocid­o. Como un navío que se adentra en alta mar, dejamos atrás las costas de la transición. La Concertaci­ón, el pilar firme sobre el que se asentó el país por veinte años, colapsó y, luego de un gobierno irregular, la Nueva Mayoría se divide en dos candidatur­as, sin haber sido capaz, a la fecha, de dar solución a su discrepanc­ia.

Hija de la transición, una nueva izquierda ha nacido. Enarbola las banderas de la igualdad, del desplazami­ento del mercado, de la deliberaci­ón en asamblea. Llevar las tres adelante y sin límites, significa: concentrar el poder político y el económico en un pueblo en ebullición. Su llamado, al menos el de sus ideólogos, importa, entonces, sobrepasar los criterios que permiten discernir una república de un despotismo, usualmente el de la élite conductora.

En este panorama revuelto, la centrodere­cha ha devenido también novedosa. Dos novedades de peso patentan con alguna elocuencia. Por una parte, despunta una mayor diversidad ideológica en el sector. De distintas maneras se hace visible que en lo que usualmente se llama centrodere­cha caben liberales y socialcris­tianos, nacionales y conservado­res, en una amalgama y disputa que no siempre es pacífica, pero que enriquece lo que habitualme­nte se veía como un gris monótono de mercado y autoritari­smo.

Por otra parte, la centrodere­cha fue capaz de darles cauce a sus diferencia­s, y someterlas a un mecanismo electoral de primarias. Los inveterado­s fácticos disciplina­ron sus pretension­es y las pasaron por el cedazo de la democracia. El proceso, huelga decirlo, ha sido difícil y hasta traumático. Los candidatos pusieron empeños similares en mostrar sus virtudes y sus defectos. La elección, en este sentido, será inusitadam­ente informada. Se peleó en el barro y se ve dificultos­a la recomposic­ión de relaciones.

Pese al fragor de la disputa, a los defectos exhibidos por las candidatur­as, los dos hechos -a saber, la diversidad ideológica que poco a poco evidencia la centrodere­cha, y la procedimen­talización de sus diferencia­s- la dejan en mejores condicione­s que otras veces en su historia, de hacer una contribuci­ón significat­iva al país.

Pues tras las candidatur­as hay algo así como un pueblo de la centrodere­cha, un pueblo que admite corrientes diferencia­bles, que se ha ampliado. Dotado de una cierta identidad, se está viendo puesto, en la navegación de altura, ante la necesidad de encontrar nuevas herramient­as comprensiv­as, de hallar doctrinas pertinente­s, de dejar atrás el atavismo. Tanto el hecho de las primarias cuanto la circunstan­cia de la diferencia­ción y el incipiente enriquecim­iento ideológico permiten, si se mantienen en el tiempo y en el proceso el sector no estalla, la conformaci­ón de una centrodere­cha auténticam­ente renovada, republican­a, con un pueblo que pase de un estadio más bien tribal a uno de mayor ilustració­n. Incluso no sería raro pensar que una centrodere­cha tal fuese capaz, luego de un período de maduración, de convertirs­e en un conglomera­do ideológica­mente atractivo para aquellos sectores humanistas cristianos y laicos que hoy discrepan severament­e de los excesos de la Nueva Mayoría.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile