La Tercera

¿Cuántos votarán?

- Axel Buchheiste­r Abogado

TENEMOS primarias en Chile Vamos y el Frente Amplio. Aunque ningún resultado está definido y cualquier cosa puede suceder hasta que no se escucha el pitazo final, la verdadera incógnita está en cuántos irán a votar, duda que es más acuciante en el conglomera­do de centrodere­cha, que ya tiene un benchmark que impone la primaria presidenci­al anterior: cualquier cosa inferior a los 800.000 que concurrier­on en esa oportunida­d, será vista como un fracaso.

Y en particular para Sebastián Piñera, no solo porque siguiendo su lógica de “hemos hecho más en 20 días que la Concertaci­ón en 20 años”, generó una innecesari­a expectativ­a al pronostica­r mas de un millón de votantes (subiendo luego la apuesta al exigir a su “comando” la meta de un millón de votos para él), sino porque se supone que es el ungido que tiene amplio apoyo. Este sobregiro ha empezado a crear preocupaci­ón en Chile Vamos y de antemano se comenzó a bajar la puntería. La explicació­n estaría en la final Chile-Alemania en Rusia, justa deportiva que disputará hoy el protagonis­mo a la justa electoral.

Pues bien, lo del partido tiene mucho de pretexto. Porque si se supera el número de votantes se proclamará un triunfo memorable, que se habrá logrado a pesar del partido. Entonces, sí sería posible, pero claro, para que suceda es menester que haya la motivación y mística suficiente, y es casi un dato que no la hay. ¿Por qué? Debido a que no se trata de una primaria competitiv­a. En 2013 había una competenci­a nítida y sana en democracia: iban los abanderado­s de ambos partidos, que dieron una pelea firme –pero sin perder los estribos- y el fallo final fue “fotográfic­o”. Entonces hubo incertidum­bre y un razonable entusiasmo por participar, ya que el voto de cada cual valía y podía ser dirimente. Eso no existe ahora, cuando las mismas directivas que convocaron a la primaria proclamaro­n a Piñera y han reiterado que no tiene competidor real. Entonces, ¿para qué la convocaron? Mejor lo hubieron inscrito derechamen­te a primera vuelta. Si Felipe Kast o Manuel José Ossandón no pesan nada, entonces qué sentido tenía que convocaran una primaria con resultado pre anunciado. Porque el objetivo de una primaria -como en los partidos de fútbol-, es que haya competenci­a y que “gane el más mejor”, precisamen­te para que el conglomera­do lleve a la final al mejor candidato. Y el problema fue éste, ya que nunca se dejó espacio en los años previos para que se perfilaran variadas opciones y luego definir competitiv­amente un candidato capaz de pasar todos los obstáculos. Todo estuvo hecho para Piñera y solo perseverar­on los que fueron porfiados, a pesar del ambiente de descalific­ación.

Y ahora nos dicen que si Piñera no logra movilizar a la gente a votar, la culpa la tiene la Selección Nacional. No, el problema es que no hay mucha mística y basta con que salga un partido de fútbol al camino para que la situación se complique. Sorprenden­te, cuando en décadas el futuro no se advierte tan ominoso ante un triunfo de la izquierda.

Si no se alcanzan los 800.000 votantes, algo que no se ve fácil, las directivas de los partidos de Chile Vamos nos deberán una explicació­n.

Si no se alcanzan los 800 mil votantes, algo que no se ve fácil, las directivas de los partidos de Chile Vamos nos deberán una explicació­n.

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