Bienvenida Rusia 2018
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Moscú, San Petersburgo, Kazán y Sochi. Las cuatro ciudades que albergaron la Copa Confederaciones se mostraron al mundo de cara al Mundial de 2018. La cita principal, sin embargo, tendrá más sedes y ayer les tocó unirse a la fiesta. Al menos, como un acto de presentación. Así, Kaliningrado, Nizhni Nóvgorod, Volgogrado, Samara, Ekaterimburgo, Saransk y Rostov del Don se instalaron en el centro de medios del Zenit Arena para mostrar a los medios acreditados por qué se ganaron el derecho de ser parte de la fiesta más grande del balompié.
Cada una con su propio mostrador y con distintos elementos típicos de la ciudad. Flores, libros, arte, hasta Oleg Kononenko (53 años) es un héroe fuera de este mundo. Literalmente. Ya suma 554 días en la Estación Espacial Internacional (ISS), repartido en tres viajes. Lleva en su pecho dos medallas, incluida la condecoración más importante que otorga el gobierno de su país: la que lo distingue como Héroe de la Federación Rusa. Un personaje de primer orden mundial, que ayer se paseaba como si nada entre los periodistas, hablando maravillas de Samara, la ciudad de donde proviene y de la que es embajador oficial de cara a la Copa del Mundo de 2018.
¿Le gusta el fútbol?
piedras. Pantallas de alta definición, recorridos virtuales, maquetas y versiones 3D de los estadios. De todo, como para hacerse una idea de lo hermoso que será recorrer Rusia dentro de un año.
Llegar a la sala de prensa del recinto donde se jugará la definición del torneo fue complicado. Porque además de una fila de regalos, bolsos, chapitas y esas cosas que se reparten a los medios acreditados (todas llegarán a manos de mis colegas en Santiago, por supuesto), la organización de la Copa dispuso un cóctel de lujo. Nada de tapaditos de ave pimiento o churrasco tomate. Caviar para los rotitos. Debo ser honesto, primera vez que lo pruebo y no me gustó para nada. Me fui entonces por otras delicias, dulces y saladas, que me sirvieron como desayuno.
Reconozco que me dio pudor sacar mucha comida. Veía pasar cerca mío, sin embargo, a periodistas o profesionales de Alemania, India o China con dos y tres platos en la mano. Y con la boca llena, además.
Aún así, sobraron los alimentos. Al final, las camareras dispuestas para la ocasión se tuvieron que llevar algunas bandejas con brochetas de fruta y de verduras, que era como lo más regular de la mesa. Caviar, obviamente, no sobró nada.
En medio de todo eso, llegaron las autoridades y se presentaron a los embajadores de cada ciudad. Cada representante de una ciudad quería ser más simpático que el de al lado. Si el ambiente será así en Rusia 2018, la fiesta está garantizada. Para hinchas y periodistas.