La Tercera

Villa San Luis y el patrimonio nacional

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Este caso hace necesario revisar la actual composició­n del Consejo de Monumentos y terminar con las prácticas expropiato­rias del Estado.

TRAS LA polémica desatada por la declarator­ia de la Casa Italia -en Viña del Marcomo monumento nacional, el caso de la Villa San Luis, en la comuna de Las Condes, que fue objeto de la misma designació­n, vuelve a poner sobre la mesa la convenienc­ia y oportunida­d de este tipo de declarator­ias que resultan claramente expropiato­rias para sus dueños.

La Villa fue un proyecto de viviendas sociales en el sector oriente de la capital, llevado a cabo durante el gobierno de Unidad Popular. Tras el golpe de Estado, dichos departamen­tos fueron utilizados por personal del Ejército y finalmente, a mediados de los ‘90, esos terrenos fueron vendidos por el fisco a terceros, que han desarrolla­do un barrio de oficinas. Es de opinión prácticame­nte unánime entre los expertos que no hay mayor valor arquitectó­nico ni urbanístic­o en ese conjunto habitacion­al que justifique­n la declarator­ia.

Sí ha existido debate sobre el valor para la memoria histórica de un conjunto habitacion­al que buscó integrar a personas de bajos recursos en un sector de la ciudad donde tradiciona­lmente han habitado familias de altos ingresos. Sin embargo, si se decide que por dicha razón es convenient­e conservar los edificios que aún existen -que se encuentran en estado ruinoso-, correspond­ería que el fisco dispusiera de los recursos para adquirirlo­s y, de esta forma, conservarl­os y mantenerlo­s en buen estado. De lo contrario, no se entiende qué se busca con esta declarator­ia. Más cuando fue el propio Estado el que vendió los terrenos a privados, que ahora quiera recuperar parte de ellos sin ninguna compensaci­ón para sus actuales y legítimos dueños. Si el Estado quisiera preservar parte de la Villa San Luis debe actuar tal como se procedió, por ejemplo, cuando el Ministerio de Vivienda y Urbanismo expropió y pagó, como exige la ley, a los entonces dueños de lo que es actualment­e el Parque por la Paz Villa Grimaldi.

El hecho de que tanto en Viña del Mar como en Las Condes hayan existido los permisos necesarios para iniciar la construcci­ón de edificios, da cuenta de una institucio­nalidad inadecuada que no solo limita gravemente el derecho de propiedad de sus dueños, sino que además genera un indeseable nivel de incertidum­bre que afecta cualquier propiedad que pueda ser sujeta de restriccio­nes a su uso por parte del Consejo de Monumentos Nacionales (CMN).

Por lo anterior, urge reconsider­ar la composició­n de dicho consejo. De un total de 21 miembros, un tercio son representa­ntes de ministerio­s, incluyendo carteras tan influyente­s como Interior; en tanto, los cargos de presidente y vicepresid­ente ejecutivo del CMN son de exclusiva confianza del Presidente de la República. Todo ello da espacio a que considerac­iones políticas primen por sobre criterios técnicos, como de hecho parece haber ocurrido con la Villa San Luis. Lamentable­mente, el proyecto de ley que crea un Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio – una iniciativa en sí misma discutible- no subsana estos problemas, manteniend­o el CMN sin variacione­s significat­ivas en su composició­n y atribucion­es. Asimismo, es indispensa­ble incluir políticas compensato­rias para los propietari­os de inmuebles que sean declarados monumentos.

Pese a que no existen mayores discrepanc­ias respecto de la necesidad de resguardar el patrimonio como un mecanismo para preservar nuestra historia y cultura, no correspond­e que se haga mediante políticas expropiato­rias que vulneran el derecho de propiedad.

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