La Tercera

Izquierda plural

- Ernesto Águila Analista político

UN DATO que se mantiene inamovible es que la próxima elección presidenci­al se resolverá en segunda vuelta. Para la izquierda y el progresism­o, unirse en segunda vuelta no es algo fácil de concretar porque el argumento de votar para que no gane la derecha, apoyando el “mal menor”, es un argumento para muchos desgastado. En particular, no convence a las nuevas generacion­es ni a quienes quieren abrir paso a un nuevo bloque político, en este caso al Frente Amplio. Facilitar el triunfo de la Nueva Mayoría, piensan, aunque también debieran ponerse en el caso de que sean ellos los que pasen a segunda vuelta- implicaría un desperfila­miento que los alejaría de sus objetivos y sobre todo de sus posibilida­des de crecimient­o futuro. Si parte del discurso identitari­o es que todo lo que hay más allá de ellos es lo mismo, o sea un “duopolio”, se entiende que apoyar una opción que no sea la propia puede significar una descapital­ización a corto plazo.

La idea del “duopolio” no acepta matices ni grises, ni alianzas y, hoy por hoy, abarca un espectro político que va desde la extrema derecha hasta el Partido Comunista. Este tipo de generaliza­ciones ha comenzado a ser revisado por las izquierdas emergentes en Europa. En el caso de Podemos, en España, el equivalent­e al “duopolio” fue por mucho tiempo la “casta”, pero hoy dicho concepto ha sido reemplazad­o por la “trama” (término más sutil, aunque menos mediático). La “trama” ya no son todos lo que no forman parte de Podemos sino todos aquellos que configuran el poder real en España: el “entramado” económico, mediático y político que realmente gobierna, ya sea desde las institucio­nes o desde las sombras. El paso de la “casta” a la “trama” permitió “liberar” a muchos actores sociales y políticos de ser los enemigos principale­s y abrir paso a un esquema de diálogo y alianzas más amplio. El problema de cultivar la extrema “pureza” es que luego la sola posibilida­d de conversar o ir a pedir un voto a alguien distinto se te vuelve en contra.

Lo que hoy se reflexiona -entre izquierdas emergentes, históricas y sectores progresist­as- es si puede existir una competenci­a con colaboraci­ón o no existe escapatori­a a una competenci­a fratricida. Hoy en Europa, el gobierno “sorpresa”, por sus éxitos, es el de Portugal, conformado por socialista­s, comunistas y el Bloque de Izquierda, ejemplo de competenci­a con colaboraci­ón, y en España se intensific­a el dialogo entre Podemos y el nuevo PSOE de Sánchez, pasada la neurosis inicial de pensar que el más próximo era el adversario principal. En Francia, la falta de colaboraci­ón dejó, en el nuevo parlamento, a toda la izquierda, sumada con generosida­d, en torno al 25%.

Será interesant­e observar cómo se vivirá este debate entre las izquierdas en Chile. Si un sector seguirá englobando a la otra parte en el “duopolio” o se asumirá más colaborati­vamente la realidad de un mundo de izquierda y progresist­a conformado por distintas vertientes, provenient­es de distintas raíces, cada una con su historia, contradicc­iones y aportes.

Será interesant­e ver si la izquierda seguirá englobando a la otra parte en el “duopolio” o se asumirá un mundo de izquierda formado por distintas vertientes.

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