Consenso y reforma constitucional
HACE UNA semana ingresó al Congreso un proyecto con 19 reformas a la Constitución. La iniciativa fue elaborada en absoluta reserva durante varios meses por un grupo transversal de diputados –desde el PS a la UDI-, buscando modificar la carta fundamental desde el Congreso.
Este hecho constituye una positiva señal, debido a que ésta parece ser la manera idónea para construir el debate en torno a una reforma constitucional. Es valioso que el país cuente con una discusión con altura de miras, que exista una visión más gradual en torno a este tema y que se estén priorizando los grandes acuerdos políticos.
En ese sentido, este entendimiento envía una potente señal política tanto a los partidos como al gobierno. Si bien el debate en torno a una reforma constitucional es legítimo -prueba de ello son las diferentes modificaciones que ha experimentado el actual texto-, ello es totalmente distinto a buscar reemplazar la actual Constitución por la vía de procesos pocos representativos o mediante mecanismos no contemplados en la institucionalidad.
Este proceder, mediante acuerdos transversales y de amplia discusión, debería ser la forma de canalizar los procesos de reforma. El proyecto ingresado plantea modificaciones concretas, como nueva elección para vacante parlamentaria y la calificación de urgencias presentadas por el gobierno, lo que permite concentrar el debate y no dispersarlo en un proceso constituyente vago y sin dirección clara.