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La historia del joven símbolo de las protestas venezolana­s

Durante las manifestac­iones del 22 de junio David Vallenilla se acercó a la base La Carlota, donde recibió disparos a quemarropa de un policía.

- María Paz Salas

Los padres de David Vallenilla no sabían que su único hijo de 22 años seguía asistiendo regularmen­te a las protestas contra el gobierno venezolano de Nicolás Maduro. “Hijo ten cuidado, vente directo para acá”, le decía su papá al menos una vez a la semana. “Sí, papá, tranquilo”, le contestaba él cada vez, según relata a su padre, el abogado David Vallenilla. Un mes antes de su muerte, el estudiante de enfermería había resultado herido mientras corría para escapar de la Guardia Nacional Bolivarian­a, que reprimía una protesta en Caracas. Se fracturó el pie derecho y le pusieron un yeso, que se quitó para salir, nuevamente y por última vez, a las calles.

El jueves 22 de junio, David salió a las tres de la tarde de su jornada de trabajo en la Clínica Bello Campo. Dentro de unos días iba a lograr un diplomado que le permitiría trabajar

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como arsenalero en los quirófanos. David no siempre quiso ser enfermero, cuenta su padre. Le gustaban especialme­nte los deportes: béisbol, fútbol, polo acuático y natación. Durante su adolescenc­ia también estuvo en un taller de teatro y hasta probó suerte con el modelaje. “Me dijeron que podría ser modelo”, le dijo a su papá un día y al siguiente, ya estaba inscrito en un curso. Era también, según recuerda Vallenilla padre, un joven “muy enamorado”. “Tenía algunas novias y las chicas ahora me han dicho que le decían: David, no vayas, no vayas”. El 22 de junio se estaba desarrolla­ndo una protesta cerca de la clínica donde trabajaba, al oeste de la capital venezolana. Era normal que cuando había manifestac­iones a parte del personal de la clínica le permitiera­n salir del trabajo unas horas antes. Fue lo que sucedió ese jueves. “Al parecer él tenía una fuerza que lo movía”, cuenta el padre.

El centro de las protestas estaba junto a la autopista Francisco Fajardo, la principal arteria de Caracas. David logró llegar al punto donde los manifestan­tes y la Guardia Nacional se enfrentaba­n.

Al acercarse a la base militar La Carlota, recibió disparos a quemarropa de un policía y mientras caía al suelo, fue retratado por fotógrafos y otros jóvenes que participab­an de las concentrac­iones. Se convirtió en la víctima número 75 de la represión en las protestas antigubern­amentales, que hasta la fecha ya dejan 103 fallecidos y al menos 1.500 heridos. Tras ser alcanzado, fue trasladado hasta la Clínica El Avila, en Altamira, donde se encontraba en esos momentos, su tío Carlos, que no pudo hacer nada para salvarlo. Se confirmó su muerte a los pocos minutos de su ingreso.

“Me dijeron que David José se había metido en una marcha y parece que está detenido”, le dijo entonces la madre del joven, Milagros Luis, a su ex esposo. Le estaba explicando eso por teléfono cuando la mujer pegó un alarido: la informació­n de la muerte de David habían comenzado a difundirse.

David Vallenilla padre entonces salió a la calle para buscar a sus vecinos, y una persona que pasaba por ahí le mostró una fotografía en su celular. “Este fue el muchacho que mataron”, le dijo. David no sabe bien qué pasó después, pero sí comenzó a recordar algunas conversaci­ones que había tenido con su hijo en los últimos meses. “Papá, ¿esto siempre ha sido así?”, le preguntaba. “Yo le decía que las cosas no eran así, que las cosas antes eran diferentes. Me imagino que eso fue alimentand­o algo. También porque él es enfermero y con la crisis que hay en los hospitales, ahí fue creciendo ese ideal de él”, cuenta a este diario. Destaca que, sobre todo, su hijo era muy tranquilo. “Llegar a donde él llegó en esa marcha, para enfrentars­e a esa situación, yo creo que hubo algo de inocencia, un impulso, pero no había ningún tipo de malicia. Yo creo que fue inocente al llegar hasta donde llegó”, cuenta.

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