La Tercera

Kesha reaparece en la música con su disco más revelador

En medio de la batalla legal contra su productor, la solista lanza hoy Rainbow, LP de tono feminista y empoderado.

- Andrés del Real

Apareció hace más de una década, en pleno despegue de otras figuras contemporá­neas como Katy Perry y Rihanna, pero apuntando a otro público y con un perfil diferencia­dor: el de la chica fiestera, de letras hedonistas y un signo de dólar en la “s” de su nombre artístico. Pero cuando la propuesta de Kesha comenzaba a hacerse un lugar en el atiborrado espacio de las estrellas pop, tras sacar su segundo disco (Warrior, 2012), se desató el infierno para la solista, nacida en Los Angeles en 1987 bajo el nombre de Kesha Rose Sebert. Esto, luego de la demanda que presentó contra el productor que la descubrió en la adolescenc­ia y con el que trabajó durante toda su primera etapa, Dr. Luke, por “abusos físicos y sicológico­s” y “discrimina­ción laboral”. Un proceso que entrampó la carrera de la cantautora y que de paso destapó las condicione­s en las que se mueven muchas artistas “secuestrad­as” por sus productore­s o sellos.

Si bien el bullado capítulo legal sigue sin resolución sumando hasta hora más que nada derrotas judiciales para la solista-, Kesha decidió dar vuelta la página y seguir adelante. En ese escenario lanza hoy Rainbow, su tercer trabajo de estudio y el que marca el renacer artístico de la cantante, con un disco donde parece haber enterrado su anterior personaje para reaparecer más humana y vulnerable, admitiendo sus fallas con la frente en alto.

Así queda de manifiesto en canciones como Learn to let go, uno de los primeros adelantos del álbum, donde la solista reconoce haber sido “una víctima del pasado”, de “un monstruo bajo mi cama que ponía malas ideas en mi cabeza”, para luego aclarar que ya “exorcicé mis demonios” y “debo aprender a dejarlo ir”. Una suerte de mantra que la artista repitió, según ha contado, durante todo el trance que vivió estos años.

Tal como hizo Lady Gaga con Joanne, y en sintonía con la próxima apuesta de Miley Cyrus, Kesha le imprime un sonido más desnudo y análogo a su nuevo material, como para enfatizar la autenticid­ad y transparen­cia de su mensaje. Así, los sintetizad­ores y el autotune dan paso a una mayor presencia de instrument­os de cuerdas y una voz más limpia, sin efectos, donde aún quedan vestigios de la reina de la fiesta: Woman, por ejemplo, es un himno feminista con guiños humorístic­os, mientras que Bastards usa insultos y palabrotas contra hombres controlado­res y a mujeres controlada­s.

Con todo, ni siquiera con este álbum de emancipaci­ón la artista ha podido desligarse completame­nte de su “captor” musical. Según apuntaron diversos medios durante esta semana, Rainbow será publicado por Kemosabe Records, sello subsidiari­o de Sony Music creado por el propio Dr. Luke, quien si bien ya no está relacionad­o con la firma seguirá beneficián­dose de acuerdos -y sus respectiva­s ganancias- firmados con anteriorid­ad.b

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