Crecimiento global: buen momentum, pero…
La economía global gana momentum, con un crecimiento proyectado de 3,6% en 2017 y 3,7% en 2018. Hay una recuperación de la actividad en Europa y Japón y fuerte crecimiento en Asia emergente y Europa emergente. Pero el crecimiento sigue lento en América Latina, Medio Oriente y países del África Subsahariana”. Así, el Fondo Monetario Internacional (FMI) presentó la semana pasada el informe sobre la economía mundial, WEO (World Economic Outlook), cuya edición principal se publica en abril, y se revisa en julio, octubre y enero.
Los componentes regionales de este crecimiento, el mayor desde 2011, muestran a las economías desarrolladas creciendo más de 2% este y el próximo año, las de Asia emergente a un ritmo anual de 6,5% en ambos períodos y las de Europa emergente a 4,5% este año y 3,5% el 2018. Ello se compara con aumentos estimados del PIB para América Latina de 1,2% en 2017 y1,9% en 2018. Cifras también pobres muestra África, aunque las dispersiones entre países son significativas, economías como la sudafricana y nigeriana crecerían menos de 1% este año y entre 1%y 2% el próximo.
Es “triste” ver a Latinoamérica entre los que “preocupan” al FMI, sin ser una novedad que el período 2012-2016 fue malo para la economía regional. Esto se reflejó en fuertes caídas en el valor de sus monedas y acciones.
Pero es alentador que después de un año de consecutivas bajas en las proyecciones de crecimiento de la región, esta vez haya sido un alza de 0,2 puntos porcentuales para 2017. Ello producto de un aumento de 0,4 en Brasil, 0,2 en México y 0,1 en Argentina (cuyos PIB aumentarían 0,7%, 2,1% y 2,5%, respectivamente). Esto se contrarresta con disminuciones para Chile (0,2) y Colombia (0,4), cuyas economías crecerían respectivos 1,4% y 1,7%, y la mantención del estimado de 2,7% en Perú.
En segundo lugar, las condiciones financieras externas se mantienen favorables, los precios de las materias primas se estabilizaron y los fundamentos macro y corporativos latinoamericanos mejoran. Finalmente, los ruidos políticos regionales son menores y cada vez vemos más gobiernos procrecimiento.
La oportunidad está para que América Latina dé vuelta la página de estos años perdidos. Los desafíos son grandes y dependen, en parte, de la efectividad de las políticas procrecimiento, lo que deja un componente no menor de incertidumbre. Los precios de los activos latinoamericanos, con las acciones casi 30% al alza en lo que va del año, reflejan optimismo, aunque aún hay potencial. Primero, porque hay factores que no estarían incorporados por completo y, luego, porque a pesar de estas subidas, a tres y cinco años, las bolsas latinoamericanas son las más rezagadas junto a Europa emergente, y con variaciones anualizadas negativas (de entre 4%y 5%).
Como dice el WEO, hay riesgos globales de corto y largo plazo. Entre los primeros, alzas de las tasas de interés mayores a lo esperado en los países desarrollados o que el proteccionismo y tensiones geopolíticas y sociales descarrilen el crecimiento. Respecto de las tasas, salvo un shock inflacionario, sus efectos en América Latina serían limitados. La mayoría de las economías latinoamericanas tienen fundamentos sólidos y son sociedades estructuralmente distintas (más desarrolladas) de lo que eran en los 80 y principios de los 90. Prueba de ello es que en los últimos 10 años, y luego de la mayor crisis financiera después de la Gran Depresión, los países de la región sufrieron, pero no vivieron las crisis agudas del pasado.
De largo plazo, las amenazas son un débil crecimiento de la productividad, muy baja inflación y envejecimiento de la población. Estas amenazas, junto al desarrollo de nuevas tecnologías disruptivas son grandes desafíos. Para Latinoamérica, el FMI suma los riesgos de que no se avance en reducir la desigualdad en los ingresos de la población y no se combata efectivamente la corrupción.