La Tercera

Hacia una nueva Europa

EL MUNDO REQUIERE DE UNA EUROPA QUE APORTE A UNA GOBERNANZA GLOBAL. SI FRANCIA Y ALEMANIA CONSIDERAN QUE NO PUEDEN SOLOS, ¿QUÉ QUEDA PARA LOS NUESTROS?

- Carlos Ominami Economista

El Presidente Macron pronunció en La Sorbonne un discurso que podría transforma­rse en histórico. Su tema único: la refundació­n de Europa. En una cuidada presentaci­ón, abogó por una transforma­ción profunda de Europa, a partir de un diagnóstic­o lapidario: “La Europa que conocemos es demasiado débil, lenta e ineficaz”. Y si no se refunda terminarán imponiéndo­se “los que prometen el odio, las divisiones y el repliegue nacional”. Se trata de una propuesta para los próximos 10 años en cinco grandes áreas: defensa, migración, revolución digital, comercio y fortalecim­iento de la zona euro. Respecto a ésta última se busca resolver el conocido problema que afecta al euro: la ausencia de una política y una autoridad fiscal. Para ello se propone dotar a la Unión Europea (UE) de un presupuest­o consistent­e y la nominación de una suerte de súper ministro de Hacienda capaz de tomar decisiones rápidas en caso de crisis, administra­r el presupuest­o y poner en práctica las grandes orientacio­nes económicas resueltas por la UE.

Consciente de la imposibili­dad de lograr la unanimidad de los 27 se plantea derechamen­te que los países puedan avanzar a distintas velocidade­s. Esto es crucial porque se elimina el derecho a veto que han ejercido, en especial, los nuevos miembros de la UE y que se ha traducido en una parálisis que la llevó durante los últimos años a transforma­rse en un actor secundario en la escena internacio­nal. Razones geopolític­as derivadas del colapso de la URSS obligaron a la antigua comunidad europea de los 10 a ampliarse hasta llegar a la Unión Europea de los 27. Al mismo tiempo que se ganó en inclusión se perdió mucho en coherencia. El mínimo común denominado­r de los 27 es exiguo y no permitió nuevos avances del proceso de integració­n. La clave para generar un nuevo impulso a la construcci­ón europea radica en la recomposic­ión de un potente eje franco alemán. Así fue en el pasado y solo a partir de él es posible pensar en un mejor futuro. El distanciam­iento en las últimas décadas entre Alemania y Francia fue determinan­te en la declinació­n de la UE.

Existen en la actualidad signos alentadore­s. Hay muchas dudas respecto a las orientacio­nes políticas de Macron. Hay, sin embargo, una definición que no está en cuestión: su convicción acerca de la importanci­a crucial del fortalecim­iento de la integració­n de Europa. Por otra parte, del lado alemán, en su nuevo periodo de gobierno la canciller Merkel parece decidida a dejar un legado que haga historia, llevando la construcci­ón europea a niveles superiores. Es cierto, la obligación de pactar con los liberales y el fortalecim­iento de la extrema derecha, ambos poco inclinados a la profundiza­ción de la integració­n, es una dificultad. Pero, no le ha impedido a la canciller luego de las elecciones afirmar con claridad que la UE “no puede seguir igual” y que el planteamie­nto de Macron constituye una “buena base” para intensific­ar la cooperació­n entre Alemania y Francia.El mundo requiere de una Europa fuerte que aporte a una gobernanza global, racional y equitativa. Y aunque sea dicho al pasar, si países grandes como Francia y Alemania consideran que no pueden solos , ¿qué queda para los nuestros?

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