MALTRATO ESTRUCTURAL A PERSONAS MAYORES
SEÑOR DIRECTOR
Una campaña lanzada por una fundación sin fines de lucro que funciona como establecimiento de larga estadía para personas mayores invita a “ponerse en sus pantuflas”, bajo el argumento de que “ocho de cada diez mayores necesitan cuidados especiales, terapia y medicamentos”.
Parece cuestionable que un organismo que trabaja con estas personas pierda la oportunidad de utilizar las herramientas publicitarias para ayudar al cambio cultural respecto de la forma en que nuestro país debe entender la vejez, contribuyendo, además, a la promoción de estereotipos negativos. Claro ejemplo es el uso de la palabra “pantuflas”, que en este caso se emplea para asociar el concepto de persona mayor con alguien que permanece en cama, postrado, que ya no usa zapatos; es decir, inactivo, que no sale de casa y no produce. También son discutibles las cifras que entrega el anuncio; no se condicen con los datos del Senama, que establece que cuatro de cada cinco personas de 60 y más años son autovalentes y autónomas.
Lo expuesto entra en la categoría de maltrato estructural y societario, ya que ayuda a perpetuar una serie de prejuicios sobre esta etapa de la vida. Además, va en contradicción con los esfuerzos impulsados para posicionar a los adultos mayores como sujetos de derecho –y no de asistencialismo-, el más reciente, la entrada en vigencia en Chile hace poco más de un mes de la Convención Interamericana sobre la protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, que reconoce como principio rector la valorización de la persona mayor, su papel en la sociedad y contribución al desarrollo.
Ángela Arenas, Patricia Rodríguez, Sandra Alvear, Carolina Riveros Investigadoras Universidad de Talca