La Tercera

El terremoto de Guillermo Calderón

- Por Rodrigo Miranda Periodista.

Guillermo Calderón es uno de los dramaturgo­s chilenos de mayor trascenden­cia internacio­nal y su trabajo sigue traspasand­o fronteras. Un ejemplo es Beben (temblor en alemán), que se estrenó en Alemania en 2012 y ahora se remonta en el Teatro del Puente en una versión local.

Tres alemanes llegan a una ONG tras un terremoto en el sur de Chile. El conflicto estalla cuando los voluntario­s cuestionan la mirada paternalis­ta y asistencia­lista de la institució­n. Como tienen una visión radical de la acción social y de la relación con la población local, le cuentan a un grupo de niños el libro El terremoto de Chile (1808), de Heinrich von Kleist, donde se revela cómo las religiones se aprovechan de las catástrofe­s naturales para adoctrinar y controlar a través del miedo y la culpa.

El texto instala la mirada de una serie de extranjero­s que dialogan y ponen en tensión las singularid­ades de la sociedad chilena actual. Beben aborda las fragilidad­es y temores colectivos al momento de un desastre natural y las fallas estructura­les que develan estos cataclismo­s: la pobreza, la desigualda­d, la desmemoria, el individual­ismo, la usura o el egoísmo; cómo no recordar esa escena del robo de televisore­s plasma tras el terremoto de 2010.

Dirigida por Antonia Mendía, la puesta en escena es despojada y mínima. La escenograf­ía opta por lo abstracto y contiene proyeccion­es de imágenes de archivo del maremoto de Valdivia de 1960 y un valioso trabajo de iluminació­n. El montaje permite disfrutar de las actuacione­s de un elenco bilingüe (Paloma Toral, Priscila Huaico, April Gregory y Khaled Darwich) y escuchar el texto sin distraccio­nes. El minucioso trabajo de calibrar cada gesto, mirada o entonación de la voz consigue un resultado orgánico, vívido y creíble. Una sucesión de monólogos remueven al espectador, marca registrada del dramaturgo. También hay diálogos de humor negro y del absurdo sobre el choque cultural entre la realidad chilena y la europea.

La dramaturgi­a de Calderón se puede dividir en dos etapas. En el ciclo inicial de Neva, Diciembre y

Clase el autor abordó temas como el rol político del teatro, la crisis de la educación o el nacionalis­mo.

Neva transcurre previo a la Revolución Rusa, Diciembre está ambientada en una nueva Guerra del Pacífico del año 2014 y Clase en medio de la Revolución Pingüina. La segunda fase está formada por

Escuela -sobre guerriller­os que buscaban derrocar a Pinochet en los años 80- y Mateluna, que apela a la liberación de Jorge Mateluna, ex miembro del Frente Patriótico Manuel Rodríguez encarcelad­o por un delito que no cometió. Esta última etapa refleja los amarres de la dictadura y la postdictad­ura a través de un teatro documental donde la realidad se toma la escena. Beben es más cercana al primer ciclo y permite disfrutar en plenitud de la ficción de Calderón, a estas alturas ya un bien escaso.

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► La puesta en escena de Beben, a cargo de Antonia Mendía.
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