UNA REACTIVACIÓN QUE SIGUE SIENDO INCIERTA
Las recientes cifras sectoriales descartan por ahora un repunte abrupto y confirman la necesidad de medidas para recuperar la confianza.
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La economía chilena ha tenido varios intentos fallidos de repunte en los últimos años. En cada ocasión, los ministros de Hacienda han fallado al momento de anticipar el ciclo expansivo. Es por esta razón que la frase del ministro Eyzaguirre hace un mes atrás, cuando afirmó que “estamos más allá de los brotes verdes, estamos en las florcitas” -en relación a las cifras sectoriales de agosto- causó escepticismo en el mercado.
A lo largo de la semana pasada se publicaron varios indicadores que ayudan a sopesar la solidez de la recuperación económica. Así, por ejemplo, el índice de producción industrial registró un alza interanual de solo 1%, impulsado por la producción minera que aumentó 3,6% y compensado en parte con una caída en la producción manufacturera de 1,4% en doce meses. Por su parte, el índice de actividad del comercio mostró una expansión interanual de 3,8%, fuertemente influido por la mayor venta de automóviles -la que creció 17,1%- y por las ventas de supermercados -con un incremento de 5,7%-, pero con una caída en doce meses en las ventas mayoristas de 0,2%.
Con estos resultados, el Imacec de septiembre crecería entre 1,5% y 2%, afectado por dos días menos trabajados comparado con el mismo mes del año previo, incremento por debajo del registrado en los meses de julio y agosto.
Pese a que el empleo sigue registrando crecimientos agregados robustos –el último trimestre registra un crecimiento interanual de 185 mil nuevos puestos de trabajo-, éste ha estado explicado por la expansión de empleos por cuenta propia (+116 mil) y asalariados del sector público (+81 mil), mientras el empleo asalariado del sector privado registra una caída interanual de 39 mil puestos de trabajo.
Por su parte, el Banco Central publicó recientemente su informe trimestral de percepciones de negocios, el que registra una evidente mejora en el ánimo de los inversionistas locales. Sin embargo, el reporte agrega que “ésta se basa mayormente en una visión más optimista para el desempeño de sus negocios en el 2018, y no necesariamente en una mejora efectiva de los mismos”. Adicionalmente, pone una nota de cautela respecto a las mejores perspectivas para el próximo año: “la mayoría de los consultados liga el desempeño de sus negocios, y en algunos casos la materialización de proyectos de inversión, a los resultados electorales”.
Hay evidencia, entonces, de que pese a las mejores señales económicas, una recuperación abrupta de la actividad está descartada por el momento, y que la recuperación sigue condicionada al ciclo político. Por lo tanto, antes de celebrar la llegada de la ansiada recuperación económica con la volátil información coyuntural, la principal responsabilidad de las autoridades económicas debe ser generar las condiciones para que el país eleve su crecimiento potencial. Dicha tarea está indefectiblemente ligada a sentar las bases para que la inversión retome el protagonismo en el crecimiento de corto plazo, algo que definitivamente ha estado ausente en el último cuatrienio.