MEDIDAS DE SEGURIDAD
SEÑOR DIRECTOR
En su carta de ayer, el gerente general de Scotiabank, Francisco Sardón de Taboada, hace un llamado al gobierno a modificar la ley que sanciona el robo de cajeros automáticos, porque -a su juicio- la norma no responde adecuadamente al fenómeno delictual. Sin perjuicio del legítimo derecho a manifestar su opinión y de la revisión permanente que debe hacerse de los cuerpos normativos, la evolución de estos ilícitos demuestra la efectividad de la norma, la eficacia de las medidas de seguridad impuestas, el oportuno trabajo de las policías y la activa persecución penal del Ministerio Público.
En 2011, en nuestro país fueron robados 778 cajeros automáticos, a razón de 2,1 diarios. Al año siguiente, fueron 670. Sin embargo, gracias a la coordinación público privada impulsada desde Interior a partir de 2014 (con una participación de Scotiabank a través de la Asociación de Bancos); al establecimiento de medidas de seguridad progresivas; al desbaratamiento de bandas especializadas; y a la reducción de los tiempos de respuesta de las policías, este 2017, a septiembre, el ilícito representa la cifra más baja de la década: 83 cajeros siniestrados (0,3 diarios), de los cuales 77% fueron frustrados.
Pasar de 2,1 cajeros diarios robados en 2011 a 0,3 este año representa una disminución del 85%. Este es un ejemplo de la importancia de trabajar corresponsablemente, donde el sector público y privado se comprometen a un objetivo común. Minimizar sus resultados, relativizarlos o subordinarlos a situaciones puntuales no parece razonable ni comprensible.
No solo el gobierno está llamado a seguir realizando esfuerzos para reducir la delincuencia. El sector privado, con la innovación que debiera caracterizarlo, también debe ajustarse permanentemente a los desafíos que plantea la mutación del delito. Así ha sido -hasta ahora- en este ámbito y los resultados son significativos.