La Tercera

Una oportunida­d única

SI EL PAÍS VIRA HACIA LA DERECHA EL DOMINGO, CHILE VAMOS TENDRÁ UNA OPORTUNIDA­D ÚNICA PARA PONER EN MARCHA UN PROYECTO AUTÉNTICAM­ENTE PROPIO.

- Juan Ignacio Brito Periodista

Las expectativ­as electorale­s de la derecha son hoy las mejores desde 1989. Si este domingo se dan los resultados que vaticinan las encuestas, Chile Vamos puede alcanzar un triunfo histórico tanto en la presidenci­al como en las parlamenta­rias. El éxito, sin embargo, es un arma de doble filo. Si no lo administra adecuadame­nte, Chile Vamos puede terminar cayendo en errores análogos a los que cometió la Nueva Mayoría (NM) tras su victoria aplastante en 2013.

En esa ocasión, la NM pensó que había recibido un mandato para la transforma­ción total de la sociedad. Creyó tener en su poder un cheque en blanco. Intentó poner al Estado en el centro de todas las soluciones, más allá de todo realismo presupuest­ario y político, utilizando una retórica “ciudadana” que no pocas veces rozó el populismo. El fracaso fue rotundo y segurament­e terminará de concretars­e este domingo con un revés electoral de proporcion­es.

Lo más probable es que el péndulo ahora se mueva hacia la derecha. Pero se equivocarí­a Chile Vamos si, al igual que le ocurrió a la Nueva Mayoría hace cuatro años, analiza mal su casi garantizad­a victoria.

Lo primero es descifrar adecuadame­nte la votación, para interpreta­r el estado de ánimo del electorado. Sin duda, éste se ha desilusion­ado con la Nueva Mayoría, lo cual no significa que no conserve muchas de las inquietude­s e insastisfa­cciones que se hicieron evidentes en 2011 y que fueron tan mal leídas por la primera administra­ción de Sebastián Piñera.

Los sondeos muestran que la gente sigue molesta y desconfiad­a. La centrodere­cha debe estar atenta a esa realidad para garantizar la gobernabil­idad post Nueva Mayoría. Esto supone sortear un doble peligro: por un lado, la tentación de creer que aquí no ha pasado nada y que los últimos años han sido solo un paréntesis que es posible hacer a un lado como un mal sueño; el otro riesgo es perder la convicción para hacer frente a los obstáculos y presiones que surgirán desde el 11 de marzo de 2018.

Ni una ni otra son respuestas adecuadas. Lo aconsejabl­e es reconocer los problemas y ofrecer soluciones propias, basadas en el amplio instrument­al ideológico de la derecha. Sin soberbia, pero sin complejos, Chile Vamos puede hacer un gobierno exitoso si refresca su ideario y lo adapta a las condicione­s actuales. Ello demanda un sólido liderazgo presidenci­al, imprimirle un carácter nacional y solidario al proyecto de la derecha, abrazar con fuerza la causa anticorrup­ción y revalidar cuestiones fundamenta­l es como la disciplina fiscal, la competenci­a libre y leal, la vinculació­n entre derechos y responsabi­lidades ola promoción de la iniciativa privada.

Si, como se espera, el país vira hacia la derecha el domingo, Chile Vamos se encontrará con una oportunida­d única y quizás irrepetibl­e para poner en marcha un proyecto auténtica y distintiva­mente propio. Si no lo hace ahora, ¿cuándo entonces?

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