La Tercera

“Me da pena que todo lo que he hecho se vea manchado”

¿Cómo fue que uno de los artistas más identifica­dos con el feminismo se volvió de pronto enemigo de la causa? En su primera entrevista, el músico aclara lo ocurrido.

- Andrés del Real

Durante mucho tiempo, la página de Facebook de Sebastián Sotomayor fue pura armonía y amor. Conocido por sus canciones autobiográ­ficas, su talento compositiv­o y vocal y una particular cercanía con sus fans, el músico de 30 años y emblema de la causa LGBT -aunque reniega del título- encontró en la red social la plataforma ideal para dialogar con sus seguidores, dar y recibir de vuelta emoticones de animalitos y otras muestras de cariño. Pero todo cambió el pasado 2 de noviembre, cuando se supo que el guitarrist­a de su banda, Pablo Gálvez, fue acusado de acoso sexual por parte de Camila Oyarce, con una denuncia en la Fiscalía de Ñuñoa. La situación empeoró seis días después, cuando Sotomayor sacó la voz con un comunicado en el que, junto con anunciar que desvincula­ba a Gálvez de su banda hasta que se esclarecie­ran los hechos, aclaraba que no le correspond­ía “pronunciar­me sobre su inocencia o culpabilid­ad”.

Desde entonces, su sitio se ha llenado de insultos, colegas se han bajado de las tocatas que compartirí­an y sitios musicales que hasta hace unos días le dedicaban elogios hoy lo tildan de encubridor. En pocos días, uno de los artistas más identifica­dos con el feminismo y la defensa de las minorías se transformó en el enemigo de la causa. “Es una situación totalmente inédita para mí, porque además nunca constaté que algo así pasara entre la gente con la que trabajo”, dice el solista, conocido como (me llamo) Sebastián, quien decide dar su primera entrevista para aclarar ciertos puntos y profundiza­r en otros, horas después que salieran a la luz otros testimonio­s contra Gálvez. “Me ha impactado ver cómo algo que parecía puro cariño, el de la gente en las redes sociales, se transformó en una hoguera. Ellos esperan algo de ti y uno es humano y comete errores todo el tiempo, tratando de reaccionar de la forma más coherente con cómo uno es y con mi música. No es que me preocupe mantener una imagen, sino hacer lo correcto, estar del lado de la verdad”, señala.

¿Hay algo de lo que se haya arrepentid­o en estas dos semanas?

Me arrepiento de haberle preguntado a alguien directamen­te por esto y haber creído su mentira. Me da mucha pena, pero no sé cómo hacerlo, porque la otra opción sería de- jar de confiar en la gente. No me arrepiento de haber desvincula­do a Pablo de la banda, ni de insistirle a las niñas que denuncien. No me arrepiento de decir que no creo en la violencia y que creo en el cariño.

El comunicado que posteó hace ocho días fue tildado de “tibio”, incluso de dudar de la acusación.

Yo traté de hablar con todas las partes. Pablo era mi amigo, estaba súper cerca mío y nunca me mintió en nada. Y cuando Camila me interpeló traté de hablar con ella para conocer su versión. Hicimos lo que consideram­os correcto, que era desligar a Pablo del grupo hasta que esto se resolviera. Yo no soy un justiciero, soy un cantante. No me puedo atribuir la capacidad de declarar la inocencia o culpabilid­ad de alguien. En el comunicado insté a la niña a que por favor denunciara pero nunca dudé de ella, mientras un amigo con el que hicimos un disco me lo negaba todo. Siento que la otra opción es no creer en la gente, pero si dicen algo de mi papá, mi mamá o de cualquier otro que haya estado conmigo en momentos difíciles y me haya mostrado su valía, yo confiaría en esa persona.

Javiera Mena planteó algo similar sobre este caso y también recibió críticas en redes sociales.

Dijo que lo más adecuado es esperar, y después le escribí para agradecerl­e por no sumarse a esta muralla de piedras que me están tirando. Ahí me respondió con un mensaje muy cariñoso y centrado, que no tiene que ver con esta violencia sino con buscar una comunión.

¿Cambió su percepción del caso una vez que apareciero­n más testimonio­s en contra de Gálvez?

Mi juicio no importa, importan las acciones, y la mía es no tocar más con Pablo hasta que esto se esclarezca. Si resulta culpable no voy a tocar mas con él. El testimonio de cinco niñas es mucho más significat­ivo que el de una sola persona, pero no me pidan a mí que imparta justicia. Si el arma del patriarcad­o es la violencia, la respuesta no puede ser la misma violencia sino compartir, hablar, lo que digo en mis canciones y lo que he hecho siempre en mi vida. Pero quiero insistir en que esto no se trata de mí, sino de Camila y de la violencia machista.

¿Cree que se le juzgó con otra vara tomando en cuenta lo que representa para mucha gente?

A mí lo que me impacta es haber quedado como enemigo del movimiento feminista, al que adhiero absolutame­nte. Nunca he hecho distinción entre hombres o mujeres, peleo por eso y mis canciones hablan de eso, así que duele mucho que algunas personas se hayan sentido defraudada­s. No quiero hacerme la víctima, pero mi pecado fue confiar en alguien que te mira a los ojos y te asegura que te está diciendo la verdad. Me da mucha pena que todo lo que he hecho se vea ahora manchado por esto.

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► Sebastián Sotomayor seguirá tocando sin su guitarrist­a.

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