LA ESENCIA DE LA DERECHA Valentina Verbal
SEÑOR DIRECTOR
Si Pablo Ortúzar hubiese leído mi libro La
derecha perdida, podría saber que nunca he usado el término “esencia de la derecha”, sino el de “mínimo común histórico”, es decir, de un punto de partida, pero no de llegada.
Y lo que sostengo es que la libertad económica constituye ese punto de partida. Pero el problema ha sido –y en eso coincido con Ortúzar y otros— que la derecha de los últimos años la ha defendido de manera básicamente economicista, sin dar cuenta de ella como creatividad y búsqueda de oportunidades de las personas que intercambian bienes y servicios en el mercado.
Tampoco nunca me he opuesto a que la derecha trabaje políticamente junto a fuerzas ajenas a ella. Soy partidaria que lo haga con socialcristianos y socialdemócratas. Sí me opongo a que el relato de la “nueva derecha” se construya desde un paradigma comunitarista, muy crítico del mercado en términos culturales y, para peor, paternalista desde un punto de vista moral.
Me cuesta entender que la propuesta comunitarista de Ortúzar, Mansuy y Herrera pueda calificarse como “pluralista”, si de lo que precisamente se trata con ella es de impedir la diversidad, ya que a los individuos se les mira como partes de una pretendida totalidad, y no como agentes que tienen el derecho de buscar su propio destino. Y por eso es que, además, sostengo que sus desarrollos intelectuales han contribuido a incrementar el extravío de la derecha en materia de relato.