La Tercera

¿Quién se atrevería?

- DEL LECTOR lector@latercera.com Ricardo Hepp

Nuestra lengua no es un conjunto inamovible, como sospechan algunos lectores. Es una construcci­ón cultural, que contiene normas y códigos, y se nutre de acuerdo a los tiempos con las nuevas formas de pensar y vivir, así como de prácticas sociales, económicas, tecnológic­as y científica­s, entre otras, que hay que entender en su contexto. El diccionari­o incorpora palabras y redefine el sentido de otras. Es lo que hará en estos días con la expresión “sexo débil”, materia que La Tercera trató con amplitud el pasado miércoles. El lector Patricio Miró Salas escribe: “pensé que la RAE (Real Academia de la Lengua) y su diccionari­o jamás darían pie atrás en una definición, pero parece que la presión social pudo más: ¿quién se atrevería a decir hoy que las mujeres son el ‘sexo débil’?”

Dentro de diciembre, el diccionari­o de la RAE actualizar­á la definición de “sexo débil” con una marca de uso que advierta que la expresión es ofensiva o peyorativa, y que se emplea con intención despectiva o discrimina­toria.

Como indica el lector, en los últimos meses surgió una masiva campaña de opinión por vía digital, que partió en España y que luego se extendió a otros países hispanohab­lantes, para demandar la eliminació­n de “sexo débil” del diccionari­o. La presión de las redes sociales continúa: ahora no quieren tan solo una marca de uso, sino la supresión total de la expresión. Pero, desconocen que una voz no puede simplement­e desaparece­r de las páginas del diccionari­o, porque su empleo está vigente y documentad­o en el lenguaje escrito, en libros y otras publicacio­nes. La RAE aclara que los académicos no califican si una expresión es convenient­e o no, solo la definen; y sostiene que el cambio propuesto no está relacionad­o con la ofensiva digital. Es más, explica que la modificaci­ón se aprobó en 2015, pero que una corrección no se hace pública hasta que se completa la revisión de la edición, lo que ocurrirá dentro de pocos días.

Cabe agregar que no es primera vez que el diccionari­o añade matices o que cambie el sentido de una expresione­s. Es una señal de que nuestra lengua está viva.

Avezados y violentos

La lectora Francisca Mellado indica que leyó en La Tercera una informació­n policial titulada “Banda que asaltó 11 casas en Chicureo cae por escuchas telefónica­s”. Agrega que “en el texto hay un error, que más bien parece... un horror. El autor dice que el jefe nacional del OS-9 explicó que ‘son delincuent­es avezados y violentos, que con armas intimidaba­n y amarraban a las víctimas. Incluso algunos de sus integrante­s eran recluidos por otras bandas para que les brindaran apoyo. Son muy reconocido­s entre los ladrones’”.

Cierto. Un error evidente, que salta a la vista. El término “recluidos” es una forma verbal de recluir, que significa encerrar, someter a prisión voluntaria o forzada. Por ejemplo: el sujeto fue recluido en una cárcel de alta seguridad. En atención al sentido del relato periodísti­co, el jefe policial debió emplear “reclutado”, que significa “reunir gente para un propósito determinad­o”.

El OS-9 de Carabinero­s detuvo a la banda de “los colados”, que demoraban cerca de 7 minutos en concretar un atraco. Los detenidos están hoy en prisión preventiva, es decir, recluidos...

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