SEGUNDA VUELTA
SEÑOR DIRECTOR
Independiente de las encuestas que han salido, y que por experiencia son de dudosa credibilidad, todo indica que, aunque el resultado sea estrecho, Sebastián Piñera debiera ser electo presidente el próximo domingo 17. Las razones de ello radican principalmente en el tibio apoyo que le han dado los partidos del Frente Amplio al abanderado de la Nueva Mayoría. Y pese a que la Democracia Cristiana fue el primer partido en entregarle su apoyo, todavía queda en la nebulosa saber cuál es la DC que comprometió el voto: la de los hermanos Rincón o la de los Walker, confirmando que el traslado del 100% de los votos es solo una utopía. El único 100% cuadrado es el PRO, pero con eso a Guillier no le alcanza.
Dicho eso: ¿dónde está el riesgo para el abanderado de derecha? Su programa es realizable, su experiencia comprobable, sus equipos potentes -solo como ejemplo el expresidente del Banco Central, Rodrigo Vergara, lidera en economía; y el doctor Enrique Paris, expresidente del Colegio Médico, en Salud-; entonces, el riesgo es otro y se potencia con los días: el gran adversario del expresidente no es Alejandro Guillier, sino él mismo. Cicerón ya lo decía “el hombre no tiene enemigo peor que él mismo” y Piñera cae en esa definición. Su nerviosismo; sus salidas de libreto, comparando a Guillier con Maduro; o su afán por mostrarse cercano subiéndose a una micro o entregando volantes en los semáforos, solo logran alejarlo del rol por el que ya fue una vez electo. Como dijese Ossandón -con algún matiz- a Piñera no lo eligieron por lindo y son esas características las que debe potenciar si realmente quiere ganar.
Felipe Vergara