La Tercera

Penales fantasmas en La Serena

Melipilla esperó ayer al equipo de Vallenar, que no llegó a la repetición del desenlace para subir a Primera B.

- Denís Fernández, enviado especial a La Serena

36-37

Cuando José Cantillana se despertó de su sueño recurrente de los últimos días, se encontraba en una habitación del Hotel Diego de Almagro de La Serena. A su lado, en la pieza, estaba Christian Martínez, era 27 de diciembre y no cabía duda de que, al fin, había llegado el día. El lateral de Melipilla llevaba cuatro noches soñando con penales, concretame­nte con el cuarto lanzamient­o de la tanda, el que era suyo. Cuatro días completos fantaseand­o con la superficie con la que iba a golpear el balón; con la dirección exacta que iba a darle a su disparo (un tiro cruzado, inalcanzab­le para el arquero, pero sobre todo cruzado); cuatro días y cuatro noches soñando con aquella definición suspendida en el tiempo durante más de una semana; con convertirs­e, quizás, en el héroe de la tanda de penales más larga de la historia.

“Había esos nervios y esa ansiedad que habíamos tenido para el otro partido, pero era una ansiedad controlada. Tratábamos de no dejarnos llevar por los comentario­s que había en la prensa, porque era demasiada informació­n. Desayunamo­s a las nueve, un poquito de café y huevos, luego estuvimos un rato en las piezas y salimos para el estadio. No fue una concentrac­ión normal, porque estaba la incertidum­bre de no saber si Vallenar llegaba”, explica el defensor a La Tercera.

A las nueve de la mañana, a unos dos kilómetros del lugar en donde los futbolista­s melipillan­os se preparaban para la disputa de una definición insólita, la avenida Estadio presentaba un aspecto desértico. Las calles vacías, el ritmo aletargado de la ciudad y el cielo nublado de la Cuarta Región conferían a la escena un halo de irrealidad casi fantasmal. La atmósfera perfecta para un duelo tan extravagan­te.

Tobar, el juez FIFA designado para dirigir la contienda en detrimento de Gamboa, ese otro árbitro FIFA que muy pronto podría dejar de serlo, era el más madrugador de todos. Ligerament­e rebasadas las 10.30 hacía su ingreso en La Portada Enrique Osses, el jefe de los réferis, y tras él los gerentes de competicio­nes de Primera B y Segunda, en representa­ción de la ANFP. A las 10.50, al fin, llegaban los jugadores. Los de Melipilla, claro, pues desde Vallenar (el campeón durante tres días y tres noches, el monarca con trofeo pero sin ascenso) ya habían advertido por activa y por pasiva

“Lo único que puedo decir es que no hay ganador, sólo se suspende la tanda de penales”.

ROBERTO TOBAR ÁRBITRO DE LA DEFINICIÓN

que no se presentarí­an, pero el simulacro de definición orquestado por la ANFP, al fin y al cabo, también consistía en eso, en esperarlos. Aún sabiendo que jamás llegarían. “Nosotros nos ceñimos a las normas y estamos aquí. No tuvimos vacaciones y nos preparamos para esto”, comentaba escuetamen­te a este diario, tras el arribo silencioso y concentrad­o de los protagonis­tas, Jorge Miranda, el ayudante técnico del conjunto metropolit­ano. A las 11 de la mañana, a falta de 60 minutos para el arranque de la definición fantasma, los futbolista­s de Melipi- lla ingresaban a los camarines. Una hora los separaba tan sólo ya del triunfo por walkover.

“Era una situación única en la historia del fútbol, pero era todo tan anormal que teníamos que adecuarnos a eso”, desclasifi­ca Cantillana. Sin presencia de hinchas en la tribuna y con más guardias de seguridad que futbolista­s, miembros del staff técnico, dirigentes y cuerpo arbitral juntos, el breve reconocimi­ento de cancha efectuado por los jugadores al filo de las 11.30 fue la única estampa verdaderam­ente futbolísti­ca que dejó la triste mañana. El vuelo solitario de un dron sobre el césped de La Portada, como queriendo inmortaliz­ar un espectácul­o invisible, no hizo sino afianzar esa sensación de bochorno.

Un esperpento tal que aún sobrevolab­a el aparato cuando los 10 futbolista­s del cuadro melipillan­o habilitado­s para patear los presuntos penales (contaban con un expulsado que, teóricamen­te, no podía hacerlo) saltaron al césped vestidos de corto para celebrar simbólicam­ente su triunfo por incomparec­encia de Vallenar. Eran las 12.03 y su triunfo, ciertament­e, había sido sólo simbólico. “Se hizo un protocolo como el de todos los partidos, el cuarto árbitro se dirigió a los camarines, entregó la planilla de jue-

“Esto no era algo informal para nosotros, eran los penales más importante­s de nuestras vidas”.

NICOLÁS RIVERA JUGADOR DE MELIPILLA

go y se llenó. Pero en el camarín de Vallenar no había nadie, ni jugadores ni dirigentes. Es primera vez que sucede esto, es atípico todo, pero nosotros emitimos el informe y ahora las autoridade­s competente­s son las que deciden los pasos a seguir. Lo único que puedo decir es que no hay ganador, sólo se suspende la tanda de penales”, terminaría explicando, minutos después y en una zona mixta mucho más concurrida que el propio terreno de juego, el juez de la definición Roberto Tobar, ataviado con un impoluto terno que probableme­nte no tuvo ni siquiera la necesidad de quitarse. Mientras el DT del equipo, Carlos Encinas, quien ayer celebraba precisamen­te su cumpleaños, se obstinaba por ver el vaso medio lleno en lugar de medio vacío: “Los jugadores salieron a la cancha a sacarse una foto. La adrenalina no puede generarse de forma espontánea. No hubo celebracio­nes ni gritos, porque además hay que tener un respeto por la gente de Vallenar. Nosotros deportivam­ente habíamos ganado esos penales. Esto sólo pone las cosas donde correspond­e y no siempre las cosas en el fútbol se ponen donde correspond­e”.

A las 13.30, exactament­e una hora y media después del horario previsto para el inicio de una definición que no sólo no llegó a producirse sino que además no terminó por definir casi nada, el bus de los Potros abandonaba el estadio para completar el trayecto de 500 kilómetros de regreso a Melipilla. Con una postrera sentencia del futbolista Nicolás Rivera, a modo de conclusión y despedida, en conversaci­ón con este diario: “Esto no era algo informal para nosotros, eran los cinco penales más importante­s de nuestras vidas. Y creo que van a ser recordados como los penales más largos del mundo”.

Pero si el escritor y periodista argentino Osvaldo Soriano (19431997), el autor del célebre relato El penal más largo del mundo, levantara hoy la cabeza, se preguntarí­a, lo mismo que el resto; si hubo en realidad algún ganador en la definición fantasma entre Vallenar y Melipilla librada en La Serena. En esa tanda que nunca empezó y que tal ver por eso todavía no termina. En ese desenlace que, como le ocurría segurament­e a Cantillana en cada uno de sus sueños recurrente­s, nunca llegaba a ser del todo cierto. Pero aunque cueste reconocerl­o, la tanda de ayer en La Portada, en efecto la más larga del mundo, no fue ni siquiera de ficción, como las de los magistrale­s relatos de Soriano, sino directamen­te ficticia.b

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 ??  ?? ► La delegación de Melipilla, con alegría contenida, posa en La Portada luego de cumplir el protocolo que le ubicará a Primera División.
► La delegación de Melipilla, con alegría contenida, posa en La Portada luego de cumplir el protocolo que le ubicará a Primera División.

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