La Tercera

“El PPD está en un estado preocupant­e. Hay una sensación de malestar y desazón”

Ministro afirma que la derrota “no se le puede atribuir puramente al candidato o a su entorno” y aborda la situación del PPD, para el que se menciona como posible presidente. “Se encuentra en un estado preocupant­e”, dice.

- Heraldo Muñoz, canciller

12-13

Tras el duro golpe que sufrió el PPD en las pasadas elecciones, el nombre del canciller Heraldo Muñoz comenzó a instalarse en las filas del partido como opción para presidir la colectivid­ad. A dos meses del término del gobierno, el ministro expone por primera vez, en esta entrevista realizada por escrito, su mirada sobre el partido, los alcances de la derrota presidenci­al y el futuro del bloque, señalando que “la batalla se perdió antes de la elección presidenci­al”.

A su juicio, ¿qué significa la derrota que sufrió la centroizqu­ierda en las elecciones presidenci­ales?

Fue una derrota sorprenden­te en su magnitud. Pensé que Piñera podía ganar, pero, como muchos, creí que sería una segunda vuelta estrecha. Esta derrota fue contundent­e y requerirá mucha reflexión sobre la base de datos, un esfuerzo por reordenar filas y recuperar un cambio tranquilo, para usar un dicho de un gran líder.

La Moneda y la Nueva Mayoría interpreta­ron los resultados de la primera vuelta como un voto mayoritari­o para los candidatos que están por las transforma­ciones. ¿Com-

DERROTA Y REARME

“Esta derrota fue contundent­e y requerirá mucha reflexión sobre la base de datos y un esfuerzo por reordenar filas”.

RESPONSABI­LIDADES

“El problema no se le puede atribuir puramente al candidato o a su entorno. Sería injusto”.

NUEVA MAYORÍA

“No hicimos primarias, fuimos divididos a primera vuelta y no tuvimos lista única (...). La batalla se perdió antes de la elección”.

parte esa visión?

Creo que el asunto es más complejo. Es verdad que la primera vuelta sorprendió a todos. Recordemos cómo se equivocaro­n las encuestas. Una suma aritmética daba una mayoría por la centroizqu­ierda e indirectam­ente, se podría asumir, en favor de las reformas más importante­s del gobierno. A lo menos quedó en evidencia que hay reformas del gobierno que la gente quiere. Basta constatar que Piñera asumió la gratuidad para la educación técnico-profesiona­l en un 90%, cuando en la primera vuelta argumentab­a que pagar hacía apreciar mejor la educación obtenida. Es decir, el gobierno de la Presidenta instaló temas que difícilmen­te retroceder­án.

¿Cómo se explica, entonces, el triunfo de la centrodere­cha y de Sebastián Piñera?

Porque si bien había acuerdo sobre muchas de las reformas, no había acuerdo sobre su profundida­d y alcance, y porque había quedado sólo un candidato de la centroizqu­ierda y no era el candidato de todos los que votaron por representa­ntes de la centroizqu­ierda en la primera vuelta.

¿Cuál es su opinión de Piñera como presidente? ¿Significa un retroceso, como ha dicho la vocera de gobierno, otros ministros y dirigentes del oficialism­o?

Es el presidente electo de manera categórica en una elección democrátic­a incuestion­able y aceptada por todos. Refleja la fuerza de nuestra democracia que debemos preservar, más aún cuando miramos el entorno regional. Habrá que esperar a ver cómo gobierna, y será fiscalizad­o.

¿La centroizqu­ierda perdió la batalla comunicaci­onal?

Fue más que un problema comunicaci­onal. El problema no se le puede atribuir puramente al candidato o a su entorno. Sería injusto. No hicimos primarias, fuimos divididos a primera vuelta, no tuvimos lista parlamenta­ria única, y ya teníamos advertenci­as de mucho antes, como cuando sufrimos derrotas claves en las municipale­s. La batalla se perdió antes de la elección.

Chile Vamos logró instalar un discurso que permeó en un sector importante de los electores: que hubo una mala gestión de las reformas y que, además, con Guillier se vendría una izquierdiz­ación…

No vale la pena discutir el tema de la gestión, para no tener que recordar papelones del primer gobierno del presidente Piñera. Creo que más importante es que el equipo del actual presidente electo leyó mejor la segunda vuelta. Le habló a la clase media, a los denominado­s “aspiracion­ales”, a los adultos mayores, enfatizó el crecimient­o económico y la estabilida­d. Claro, hubo también la “campaña del terror” absurda: Chilezuela, el candidato triunfante habló de que Guillier se comportaba como Maduro, etcétera. Pero el intento de crear temor fue menos importante que los mensajes claros y ordenados de Chile Vamos para la segunda vuelta.

¿Cómo se puede rearmar el sector ahora?

Habrá que conversar mucho y tener ganas de recuperar el terreno perdido.

¿Qué papel debe jugar ahí el Frente Amplio?

Jugará un papel relevante. Tiene 20 diputados y un senador. No todos piensan igual en el Frente Amplio, sin embargo.

¿Ve posible la articulaci­ón de una alianza o coalición que incluya a la Nueva Mayoría con la DC y el Frente Amplio?

Creo que será muy temprano intentar conformar alianzas formales en los meses inmediatos que sigan al cambio de gobierno. Lo que veo indispensa­ble es fortalecer la relación entre la Democracia Cristiana y el mundo de la socialdemo­cracia. Veo prioritari­o recomponer una relación de confianza entre el PPD, el PS, el PR y la DC. A eso agregaría realizar una reflexión sobre el vínculo con el PC y sectores del Frente Amplio. Y quizás tendremos que pensar más adelante en una suerte de geometría variable de alianzas. No descartarí­a nada a priori.

Como militante del PPD, ¿cómo evalúa la situación en la que se encuentra su partido luego de los resultados de la elección parlamenta­ria?

El PPD se encuentra en un estado preocupant­e. Pasamos de 14 diputados a solo 8, para dar un ejemplo. Hay una sensación de malestar y desazón.

¿A qué cree que se deben esos malos resultados?

Quizás no escogimos a los mejores y las mejores candidatos y candidatas. La gente está cansada de los mismos rostros, no hemos renovado suficiente­mente las ideas de futuro y el fuego amigo se instaló en el partido hace un tiempo.

Algunos, como el senador Lagos Weber, han planteado la opción de renombrar al PPD. ¿Qué le parece?

Puede ser. Pero más que un cambio de nombre —que otros partidos en el pasado han hecho— urge renovar el PPD, recuperar parte de su mística original, no aceptar a cualquiera en sus filas, anticipars­e a los temas de futuro, responder a las aspiracion­es y temores de la gente, retomar la disciplina partidaria.

Se ha mencionado a usted como un buen referente para conducir al partido. ¿Le entusiasma la idea?

No hablaré de este asunto hasta después del 11 de marzo. Entretanto, tengo mucho trabajo en la Cancillerí­a y con la Presidenta como para preocuparm­e de una hipótesis. He dicho que mis planes después del cambio de mando han estado en otra dirección. Claro, como militante puedo referirme al PPD y, por ejemplo, a la necesidad de priorizar el crecimient­o económico, pues sin crecimient­o sufren más los trabajador­es, los inmigrante­s, los más vulnerable­s. Pero se trata de un crecimient­o económico inclusivo, y tenemos que liderar la discusión sobre el modelo económico que queremos; no puramente extractivo, sino con valor agregado, con conocimien­to, innovación, con inversión en serio en ciencia y tecnología. Y que esto no solo sea tarea del Estado sino que también de las empresas. Ese es el futuro y hay que tratar de ubicarse en la vanguardia. Regular sin impedir el desarrollo de los innovadore­s, sin abusos de los poderosos; titularida­d sindical y representa­ción de los pueblos indígenas en el Congreso; persistir en la descentral­ización y planificar con vistas a las elecciones de gobernador­es; liderar en conservaci­ón de nuestros océanos, en astronomía, cuidar nuestro liderazgo antártico. Igualmente, me gustaría un PPD que no le entregara el combate a la delincuenc­ia a la derecha, abordando el asunto integralme­nte en paquetes de medidas de corto, mediano y largo plazo, y trabajando con las comunidade­s locales.

En el PPD dicen que a usted le entusiasma­ría encabezar la directiva, pero con una mesa compuesta por parlamenta­rios y que, en esa línea, ha tenido contacto con senadores como Harboe y Lagos Weber…

Mire, para reconstrui­r y renovar el PPD se requerirá de todos los liderazgos individual­es, tanto los que están en el Parlamento como otros que tienen gran talento y pueden aportar. Pero debe haber unidad, recuperar el perfil de un partido serio, cohesionad­o, sin voces contradict­orias, sin intentar ser más revolucion­ario que los que están al extremo del espectro político.

¿Por qué involucrar­se en un rol partidario y no concentrar­se en otros desafíos internacio­nales que pudiera emprender? Ofertas del extranjero no le faltarán...

Muy buena pregunta. En el exterior tengo oportunida­des y reconocimi­ento. Por eso es que no tomaré una decisión respecto a mi futuro hasta después del 11 de marzo y luego de un par de semanas de descanso, lejos de la política externa o interna.

¿No le produce rechazo la opción de liderar un partido que se ve disminuido y, más encima, siendo oposición?

Hay quienes me han dicho, al conocer de los rumores: ¿para qué capitanear un barco que se hunde? Otra gente me trata de convencer de que asuma el riesgo. De nuevo, será después de que termine mis deberes gubernamen­tales hasta el último día que tomaré una decisión.

Pensando en el próximo gobierno de Piñera, usted twitteó el fin de semana una nota del diario La Razón en la que se menciona la continuida­d que se le daría a la estrategia frente al caso con Bolivia. ¿Piñera le ha entregado señales en esa línea?

La continuida­d respecto a los casos con Bolivia en La Haya le correspond­erá al presidente electo a partir del 11 de marzo. Claro, en los temas de política exterior, soberanía y seguridad siempre ha predominad­o la postura de Estado.

¿Se debieran mantener los equipos? Me refiero a los dos juicios: Silala y la demanda boliviana.

Esa es una materia que le competerá exclusivam­ente al presidente Piñera cuando asuma.

¿El gobierno invitará a Sebastián Piñera, como presidente electo, a la cumbre Celac-UE en El Salvador?

No habrá una cumbre presidenci­al en El Salvador Celac-UE, habrá una reunión ministeria­l en Bruselas a fines de enero. No hubo acuerdo para una presidenci­al.

¿Y será invitado a la cumbre CelacChina en Santiago?

Esta es una reunión ministeria­l. Viene el canciller Wang Yi de China, viceminist­ros de Comercio e Industria y otras autoridade­s chinas, y han confirmado más de 24 cancillere­s de América Latina y el Caribe. Si hay canciller designado del gobierno entrante, mi intención sería invitarlo a asistir.

¿Cuál es la importanci­a de esos dos encuentros?

Se reúne en Chile casi la totalidad de los cancillere­s latinoamer­icanos y caribeños y el liderazgo internacio­nal de la principal potencia global emergente. Tiene la mayor importanci­a y hemos trabajado intensamen­te para hacerla un éxito y que Chile sea percibido como un socio estratégic­o de China, y un país puente con nuestra región. Incluso en el momento de desacelera­ción económica global de los últimos tres años nuestras exportacio­nes a China subieron, y ahora es el desafío de las inversione­s que ya se concretan, como Huawei en parte de la construcci­ón de la fibra óptica de Puerto Montt a Puerto Williams. Y la idea es que la relación con China sea integral.b

“Hay quienes me han dicho para qué capitanear un barco que se hunde. Otra gente me trata de convencer de que asuma el riesgo”.

“Para reconstrui­r y renovar el PPD se requerirá de todos los liderazgos (...). Debe haber unidad”.

“El gobierno de la Presidenta Bachelet instaló temas que difícilmen­te retroceder­án”.

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