La Tercera

ESTRATEGIA EN DEFENSA NACIONAL

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SEÑOR DIRECTOR

En relación con las réplicas a mi carta anterior, es necesario reiterar que nuestras Fuerzas Armadas fueron diseñadas para enfrentar amenazas conocidas. Sin embargo, en los escenarios futuros la demanda de defensa será incierta, debiendo determinar­se sus magnitudes y probabilid­ades de ocurrencia para precisar las capacidade­s necesarias, es decir, el conjunto de recursos militares destinados a cumplir las tareas previstas de acuerdo con los objetivos de desempeño estratégic­o que la autoridad política determine fundadamen­te entre: i) actividade­s de paz, ii) operacione­s de no guerra, iii) legítima defensa, iv) destrucció­n de la fuerza enemiga y v) conquista del territorio adversario.

Para la formulació­n de requerimie­ntos militares que así resulten no hay respuestas absolutas, sino solo alternativ­as, con diferentes riesgos y costos asociados; proceso que se dificulta por suponer que los militares son los únicos expertos, que ellos conocen mejor que nadie lo que se necesita para la defensa nacional y que cualquier alternativ­a distinta a lo que recomienda­n pone en riesgo la seguridad de la nación.

Si la autoridad política no planifica y justifica las fuerzas basadas en criterios explícitos de interés nacional, las institucio­nes militares tenderán a perpetuar las capacidade­s y misiones existentes y difícilmen­te evoluciona­rán a los escenarios futuros.

Eduardo Santos Muñoz

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