La Tercera

¿Conjunto vacío?

SI SOMOS RIGUROSOS EN LA APLICACIÓN DE LOS CRITERIOS QUE DEFINIRÁN A LOS FUTUROS MINISTROS, NO LOGRO SIQUIERA COMPLETAR LA LISTA CON UN NOMBRE POR CARGO.

- Abogado Jorge Navarrete

Enero suele ser un mes noticioso en términos políticos y más todavía ad portas de un cambio de gobierno. De hecho, buena parte de las miradas están puestas en la selección de colaborado­res que Piñera elegirá para configurar su primer gabinete. Es así que abundan las especulaci­ones, los datos o las medias verdades; casi todas difundidas por los propios interesado­s, en una mezcla de ansiosos movimiento­s y una tensa espera.

Con tanta informació­n, resulta difícil distinguir lo plausible de la ficción. Así por ejemplo, nadie podría tomarse muy en serio la declaració­n que el Presidente electo hizo en campaña, afirmando que 3/4 de su futuro gobierno estaría conformado por militantes o simpatizan­tes de Evópoli, el partido más pequeño de su coalición. Tampoco habría que creerle mucho a Piñera por este simulacro de participac­ión al que sometió a las directivas de las tiendas políticas que componen Chile Vamos, pidiéndole­s listas de posibles candidatos cuando –hablemos con la verdadlo más probable es que este tema ya lo resolvió hace semanas y, de quedar alguna duda, no será necesariam­ente resuelta por esa dirigencia que siempre él ha mirado con algo de desdén.

Lo que sí nadie olvida fue la errónea selección que Piñera hizo con motivo de su primer gabinete en la administra­ción anterior, cuando su relato del 24/7, los pendrive o la excelencia de quienes en 20 días habían hecho más que la Concertaci­ón en 20 años, se desplomó de manera estrepitos­a. Fue esa misma algarabía y arrogancia inicial, esa de la nueva derecha que de seguro se quedaba dos o tres períodos en el poder, la que finalmente contrastó con los paupérrimo­s resultados electorale­s del período siguiente.

Piñera ya aprendió, dicen sus más cercanos colaborado­res. Sin embargo, han sugerido una serie de criterios que –a mi modesto modo de entenderno solo suben las expectativ­as, sino que también complejiza­n mucho la selección; contribuye­ndo a la posibilida­d de defraudar a la opinión pública y a sus más fervientes partidario­s. De esa forma, los futuros ministros han de tener capacidad técnica y política; individuos con destrezas para explicar y comunicar; personas que dejen por completo sus actividade­s privadas; con una hoja de vida intachable en lo judicial, comercial y personal; que no puedan ser ellos o sus familiares acusados de un potencial conflicto de interés; que no sean actuales senadores o diputados; que preferente­mente represente­n a los nuevos rostros (es decir, solo excepciona­lmente alguno podría repetirse el plato); que se equilibre la selección entre hombres y mujeres; y que tengan una proyección política (presidenci­al). Con honestidad, y si somos rigurosos en la aplicación de los criterios, no logro siquiera completar la lista con un nombre por cargo.

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