PLAN NACIONAL DE DERECHOS HUMANOS
SEÑOR DIRECTOR
En relación a la carta de la Subsecretaria de Derechos Humanos vinculada al Plan Nacional sobre la materia, la autoridad da a entender que los cambios a la actual política, sólo pueden ser de “forma”, permitiéndose a propósito recién de los próximos planes, posibles ampliaciones. Esto merece algunos comentarios. Es importante entender que es el propio Plan, muy relevante y positivo en múltiples aspectos, el que expresamente señala que las acciones ahí contenidas “deben ser comprendidas como un piso mínimo”. De esto se siguen al menos dos reflexiones. La primera, es que en la lógica de un estándar base como punto de partida, no resulta razonable que la próxima administración –que no tuvo ni arte ni parte en su elaboración- no pueda hacer ajustes de fondo que vayan en línea con la visión de sociedad que se pretende y de ahí emane ese “piso mínimo” dejando de lado aquellas diferencias sustantivas. Por otro lado, tampoco es prudente esperar recién otros cuatro años, en el próximo Plan, para incorporar aquellas acciones que sean fundamentales para proteger los derechos humanos de las personas y que requieren una prioridad y una urgencia evidente.
El éxito del Plan Nacional de Derechos Humanos radica así, en tener ese consenso basal en su contenido sustantivo dándole una perspectiva de Estado a su aplicación y la necesaria flexibilidad para ir adecuándolo en aquellos aspectos importantes que se encuentran ausentes y que reúnan las características anteriores. Ahí está el desafío.
Pablo Urquízar