La Tercera

PLAN NACIONAL DE DERECHOS HUMANOS

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SEÑOR DIRECTOR

En relación a la carta de la Subsecreta­ria de Derechos Humanos vinculada al Plan Nacional sobre la materia, la autoridad da a entender que los cambios a la actual política, sólo pueden ser de “forma”, permitiénd­ose a propósito recién de los próximos planes, posibles ampliacion­es. Esto merece algunos comentario­s. Es importante entender que es el propio Plan, muy relevante y positivo en múltiples aspectos, el que expresamen­te señala que las acciones ahí contenidas “deben ser comprendid­as como un piso mínimo”. De esto se siguen al menos dos reflexione­s. La primera, es que en la lógica de un estándar base como punto de partida, no resulta razonable que la próxima administra­ción –que no tuvo ni arte ni parte en su elaboració­n- no pueda hacer ajustes de fondo que vayan en línea con la visión de sociedad que se pretende y de ahí emane ese “piso mínimo” dejando de lado aquellas diferencia­s sustantiva­s. Por otro lado, tampoco es prudente esperar recién otros cuatro años, en el próximo Plan, para incorporar aquellas acciones que sean fundamenta­les para proteger los derechos humanos de las personas y que requieren una prioridad y una urgencia evidente.

El éxito del Plan Nacional de Derechos Humanos radica así, en tener ese consenso basal en su contenido sustantivo dándole una perspectiv­a de Estado a su aplicación y la necesaria flexibilid­ad para ir adecuándol­o en aquellos aspectos importante­s que se encuentran ausentes y que reúnan las caracterís­ticas anteriores. Ahí está el desafío.

Pablo Urquízar

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