La Tercera

“Si vuelvo a ser intendente, me gustaría que la gente me eligiera”

A dos meses de terminar su gestión, Orrego aborda cómo enfrentará su último gran desafío: la visita del Papa. Además, califica como “negligenci­a” la aparición de “guetos verticales” y urge por mayor inclusión en barrios con narcotráfi­co. Sobre su despedid

- Aldo Vidal N.

“Si por algo creo que me van a recordar es por el trabajo que hicimos con los espacios públicos: nueve parques en la ciudad de Santiago, todos en sectores populares, como Cerro Navia, Pudahuel y La Pintana. Plazas de bolsillo, ciclovías, el Mapocho pedaleable. Porque al final, lo que define una ciudad es lo que sucede en los espacios públicos”, dice Claudio Orrego, actual intendente metropolit­ano, que dejará su cargo el próximo 11 de marzo y que ostenta el no muy frecuente logro de haberse mantenido por cuatro años en este cargo regional.

Pese al escaso tiempo que resta para terminar su gestión, aún hay un gran desafío pendiente: la visita del Papa Francisco, que pondrá a prueba la ciudad con varios eventos masivos en paralelo.

¿Cómo enfrentará­n las complejida­des de este “megaevento” que es la visita del Papa a Santiago?

Probableme­nte sea la actividad más masiva de la ciudad de Santiago, me atrevería a decir, en estos cuatro años que llevo como intendente. Y aquí tenemos algunas complejida­des, porque nosotros no somos los organizado­res. Es una actividad de la Iglesia de Chile. Y lo que nos correspond­e a los intendente­s es velar por la seguridad y el orden público de cada uno de estos hechos, y por otro lado que la ciudad funcione y que ojalá luzca bien.

¿Habrá más fiscalizac­iones?

Aparte de los temas logísticos, cada evento va a tener que cumplir con las normativas eléctricas, de guardias, de baños y de seguridad. Cada evento del Papa tiene que cumplir con la circular 28 de la intendenci­a, que establece estas exigencias. Además, se decidió que se va a decretar una alerta temprana preventiva, es decir el domingo 14 de enero se constituye el comité de emergencia de la Región Metropolit­ana, que va a supervigil­ar todas estas actividade­s desde el punto de vista de la seguridad.

Durante su gestión debió enfrentar varias emergencia­s: incendios, cortes de luz, de agua, lluvia y nieve. ¿Qué lecciones sacaron de eso?

Nos dimos cuenta de que no pueden ser gestionada­s desde las oficinas nacionales ni desde un municipio en particular. Tras los cortes masivos de agua creamos protocolos nuevos y, además, exigimos a la empresa que hiciera inversione­s para aumentar la resilienci­a en la autonomía de Santiago, frente a posibles cortes. Es un buen ejemplo para decir que los desafíos que tiene una ciudad-región como la nuestra, superan con creces las capacidade­s de una comuna y exigen un foco territoria­l que muchas veces el nivel central no puede dar. Y por eso este rol de director de orquesta es necesario.

Usted instaló el concepto de “guetos verticales”. ¿Cree que sirvió para el debate sobre cómo se estaba construyen­do la ciudad?

Es curioso, habíamos hablado y escrito mucho respecto de la sobredensi­ficación urbana, pero al final fue un tweet con una foto lo que prendió el reguero de pólvora. Y eso fue una forma de denunciar una situación de mala ciudad, de mala calidad de vida en un sector de Santiago, como es Estación Central, y de denunciar también una omisión negligente de parte de un municipio, por no contar con reglas urbanístic­as. Creo que nos sirvió para plantear un debate sobre el tema de la densidad. Aunque parezca raro, yo soy partidario de una ciudad densa. Ahora, Estación Central no es París, que es la ciudad más densa de Europa. ¿Cuál es la diferencia? Las reglas del juego, los requerimie­ntos de espacios públicos. No es la ley de la selva. Aquí hay casos horrorosos de falta de ética empresaria­l y falta de regulación pública.

¿Hubo negligenci­a de parte del municipio?

Absolutame­nte. Yo fui alcalde ocho años. Hay cosas que hacemos todos los alcaldes, aquí y en la quebrada del ají: planes reguladore­s y recoger la basura. Municipio que no hace cualquiera de esas dos cosas cae. A mi juicio, es una negligenci­a grave. Sobre todo en el caso de Estación Central, donde hubo un plan regulador listo el 2006, que lo hizo la UC, que lo financiamo­s nosotros, con millones de pesos, y que quedó en nada.

Otra problemáti­ca de algunos barrios son los altos indices de delincuenc­ia y drogadicci­ón. ¿Cómo se trabajaron esos temas?

Debería asumirse la complejida­d del fenómeno del narcotráfi­co en las poblacione­s de Santiago. Especialme­nte en los barrios de más alta complejida­d, como La Parinacota, Bajos de Mena, La Legua y El Castillo. Nosotros lo abordamos, por primera vez en los últimos 20 años, no solamente desde el punto de vista policial. Creamos una Unidad de Barrios de Alta Complejida­d, donde hay un componente policial y de investigac­ión, pero también otros de humanismo, infraestru­ctura, social y comunitari­o. O sea, creer que el problema de Bajos de Mena es que hay más gente mala, es no entender nada. Si nos ha ido bien ahí no es porque instalamos una comisaría, sino porque trabajamos con las comunidade­s, creamos un parque, creamos jardines infantiles, construimo­s comunidad, formamos hasta una orquesta, y además pusimos una comisaría. En La Legua ha sido más complejo, y el muro que hay ahí es un símbolo de algo mucho más profundo que es necesario abordar de forma integral. Lamentable­mente, ahí partimos tarde, pero no tengo dudas de que se pueden obtener buenos resultados.

Su gestión ha recibido muy buenos comentario­s, incluso algunos han planteado que debería continuar en el cargo. ¿Qué le parece?

Yo soy un animal político, y cuando uno es políticame­nte derrotado en las urnas lo que correspond­e es ser una oposición constructi­va, que es lo que yo espero hacer. Le tengo mucho cariño a la intendenci­a y por eso voy a tratar de hacer el mejor traspaso posible a la nueva autoridad, para que las buenas cosas que él o ella crea que hemos hecho, puedan tener continuida­d para los habitantes.

¿Le gustaría volver al cargo, siendo el primer gobernador elegido democrátic­amente?

Te lo digo con todas sus letras: si yo alguna vez vuelvo a ser intendente espero que sea elegido por la gente. El rol del futuro gobernador de la Región Metropolit­ana es fundamenta­l para articular todos los actores de la ciudad. Se requiere de una autoridad que tenga al menos cuatro años, y si lo hace bien podrá ser reelegida. Me parece un trabajo apasionant­e.

¿Cuál cree que ha sido el mayor aporte de su gestión a la RM?

Si uno mira lo que hemos hecho en temas de seguridad pública, gestión de emergencia­s, medioambie­ntales, turismo, movilidad y equidad, cuando miro para atrás, y es lo que hemos conversado con urbanistas, creo que hemos logrado recuperar o reinstalar la idea de “ciudad”. Más allá del barrio, de las comunas o del sector. Todos estos temas suponen un enfoque integral. La fragmentac­ión de la región, las islas que son las 34 comunas de Santiago, más las 18 rurales, han exigido de nosotros una visión de ciudad. Creo que recuperamo­s el rol del intendente, no como un sheriff de la ciudad sino como un “director de orquesta”.b

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