RECUPERAR EL DIÁLOGO
SEÑOR DIRECTOR
Es imposible sostener un diálogo sin discutir las tesis sustantivas de las partes que intervienen en él. Mansuy exhorta a los lectores a participar de la discusión pública, a tomársela en serio. Esas exhortaciones pierden toda credibilidad cuando quien las hace evade los problemas de fondo y atribuye a los autores que le resultan antipáticos tesis que no han sostenido.
En su respuesta a mi carta repite esas exhortaciones y no explica ni una sola vez sus posturas. Repite lo de los eventuales efectos de la ley de identidad de género “sobre la colectividad”, sin explicar quiénes conforman esa colectividad ni cuáles serían tales efectos. Lo mismo puede decirse de su afirmación acerca de la pretendida insuficiencia de la “autonomía individual” para “dar cuenta de este tipo de fenómenos”. El lector tendrá que esperar
sine die la aclaración de esa “insuficiencia”, sobre todo si entiende que esa autonomía es un principio normativo y no una parte de la explicación de alguna otra cosa.
El único pasaje en que Mansuy alude al problema de fondo es donde dice que es el proyecto de ley (y no él) el que identifica sexo y género. Pues bien, si para él no hay tal identificación, la pregunta es por qué no quiere que en el futuro sí la haya. ¿Por qué quiere mantener el status quo? Si su respuesta fuera “porque así son (naturalmente) las cosas” u otra similar, ¿aceptaría la conclusión de que las personas trans son enfermas porque en ellos no se verifica sin más la relación entre género y sexo, tal como él la entiende? Y si no la acepta, el aspecto cultural y político del problema, el reconocimiento de su identidad de género, ¿debería jugar algún papel en esta discusión?
Felipe Schwember Universidad Adolfo Ibáñez