El Papa Francisco en La Araucanía: “La violencia llama a la violencia”
El jefe de la Iglesia Católica tuvo un almuerzo con 11 representantes de la zona. Entre los asistentes hubo mapuches, colonos y víctimas de la violencia rural. Hoy viaja a Iquique.
En las cerca de cinco horas y media que el Papa Francisco estuvo ayer en La Araucanía, abordó en dos ocasiones el tema de la violencia rural que se vive en la región. La primera fue de manera pública, durante la masiva misa que realizó en la Base Aérea Maquehue. La segunda fue en el almuerzo privado que sostuvo con 11 representantes de la zona.
Lo que el Papa diría sobre esta situación era esperado por diversos actores de La Araucanía. Así, cuando eran cerca de las 11.00, aprovechó el espacio de reflexión que entrega la eucaristía para enviar un primer mensaje ante cerca de 200 mil peregrinos que acudieron a la celebración. “La unidad no es un simulacro ni de integración forzada ni de marginación armonizada”, expresó el Pontífice, junto con añadir que “la unidad no es un arte de escritorio, ni tampoco de documentos. Es un arte de la escucha y del reconocimiento. En eso radica su belleza y también su resistencia al paso del tiempo”.
También subrayó que “no se puede pedir reconocimiento aniquilando al otro, porque esto lo único que despierta es mayor violencia y división. Y la violencia llama a la violencia, y fractura”.
En este sentido, la autoridad religiosa aseveró que podía advertir dos tipos de violencia. La primera de ellas, aseguró, era a través de “bellos acuerdos que nunca llegan a concretarse (...), bonitas palabras, planes acabados y necesarios, pero que al no volverse concretos terminan borrando con el codo lo escrito con la mano”. Esto lo consideró un hecho violento, “porque frustra la esperanza”.
En segundo término, manifestó que una cultura del reconocimiento mutuo “no puede construirse en base a la violencia y destrucción que termina cobrando vidas”. Según Francisco, “ello, la violencia, termina volviendo mentirosa a la causa más justa”.
El Pontífice expresó, además, que “estas actitudes son como lava de volcán, que todo arrasa, todo quema, dejando a su paso sólo esterilidad y desolación. Busquemos, en cambio, y no nos cansemos de buscar, el diálogo para la unidad. Por eso decimos con fuerza: Señor, haznos artesanos de unidad”.
Como en familia
Terminada la misa, el Pontífice recorrió la avenida Caupolicán
“La violencia termina volviendo mentirosa la causa más justa”.
PAPA FRANCISCO
de Temuco en el Papamóvil para dirigirse al convento Hermanas de la Santa Cruz, donde se celebró un almuerzo privado. En la instancia, compartió una entrada de mariscos (jaiba y pulpo), ossobuco al jugo con rissoto y también una leche asada de postre, preparado por el restaurante Mercato.
En este almuerzo también estuvo presente el obispo de Temuco, Héctor Vargas, quien indicó que “fue todo muy fraternal, simpático, con algunos chistes y bromas. El Santo Padre estaba muy relajado y la verdad es que quedó muy contento. Fue una cosa muy sencilla, un almuerzo casi como de familia, diría yo”.
Vargas añadió que “se habló del conflicto. Lo tocaron quienes estaban ahí. La verdad, no quisiera ahondar demasiado sobre lo que se habló, porque me parece que fue un almuerzo muy familiar. Lo único que puedo decir es que se trataron todos esos temas, pero de una manera muy interesante, muy fraternal”.
Respecto del criterio para seleccionar a los invitados, el prelado indicó que “en la mesa debía haber gente del mundo mapuche, algún descendiente de colonos, un inmigrante y alguna de las víctimas de la violencia rural”.
Así es como fue invitada Jessica Bascur, cuyos padres tienen un predio en Pidima y ha sido constantemente atacada por desconocidos. Por eso, ella cuenta con protección policial las 24 horas del día, todo el año. La mujer reveló cómo fue que se trató en esta mesa el tema de los hechos violentos.
“Me presenté como Jessica Bascur, hija de personas de tercera edad que están siendo todos los días violentadas en su predio, perdiendo la tranquilidad y la libertad que tenían. Ellos prácticamente están presos en su propio campo, porque están con carabineros día y noche. Se les agradece, sí, porque si no fuera por ellos, estarían muertos”, indicó.
Añadió que “ahí el Papa dijo, ya que usted puso el tema en esta mesa, quiero saber la apreciación de cada uno de ustedes. Entonces, cada uno expresó lo que pensaba y sentía. Otros dijeron que no estaban de acuerdo (con la violencia) , porque trabajan lo que tienen y no le hacen daño a nadie”.
Luego, explicó que “el Papa iba escuchando a cada uno y el obispo iba explicando las cosas que no entendía. Ahí, él (el Papa) les dijo a los otros presentes que trataran de pedirle a sus hermanos que hicieran la unión. Yo también decía que veníamos de un mismo Dios, entonces era ilógico que estuviéramos en estas circunstancias y se aprovecharan de una causa para hacer violencia”.
Bascur señaló, además, que Francisco dijo que “lo único que quería era la paz entre los dos pueblos. Que somos de culturas diferentes, pero eso no significa que tengamos que vivir en guerra. Y en estos momentos estamos en guerra (…). Nos dijo que era necesario un diálogo, y que mientras no encontremos el diálogo con quienes están ejerciendo la violencia no íbamos a llegar a ningún lado”.
La machi Linconao
En el último tramo del Papamóvil, antes de que Francisco se internara en el camino de ripio que llevaba al convento donde se realizaría el almuerzo, la machi Francisca Linconao se hizo presente. La mujer, quien está acusada como uno de los autores del atentado en el que falleció el matrimonio Luchsinger Mackay, en 2013, buscaba que el Pontífice recibiera una carta escrita por ella, donde le pedía interceder ante su situación legal.
Las aspiraciones de la machi, sin embargo, no lograron concretarse. Cuando Francisco pasó en su vehículo cerca de ella, la mapuche fue rodeada por alrededor de 20 efectivos de Carabineros. Luego, la mujer se retiró molesta, indicando que “ambos somos autoridades espirituales”.b
“Espero que interceda en el nuevo juicio (por caso Luchsinger). Somos autoridades espirituales”.
FRANCISCA LINCONAO
MACHI