La Tercera

Renuncia necesaria

SE HACE NECESARIO FORTALECER LA AUTORIDAD DEL FISCAL NACIONAL, PARA ASÍ EVITAR QUE LOS FISCALES SUBORDINAD­OS PUEDAN SEGUIR TENSIONAND­O INDEBIDAME­NTE A ESTA INSTITUCIÓ­N.

- Axel Buchheiste­r Abogado

La renuncia de los fiscales Carlos Gajardo y Pablo Norambuena, permite una salida a una situación insostenib­le dentro del Ministerio Público de reiterada resistenci­a a acatar las resolucion­es de la autoridad. Para muchos estas renuncias importan un quiebre en el órgano de persecució­n penal, pero en realidad son el último capítulo de un quiebre ya existente, caracteriz­ado por la actitud rebelde de un grupo de fiscales que no se someten al orden jerárquico y que convertido­s en “prima donna” se pretenden autónomos y solo aceptan subordinar­se a sus propias agendas. Ahí están las entrevista­s y los “tuits” opinantes, incluso sobre temas que entran en la contingenc­ia política; o peor aún, las acciones judiciales para oponerse a las decisiones del Fiscal Nacional.

¿Cómo es posible que sucediera? Muy simple, porque el Fiscal Nacional en la práctica no los puede remover. De acuerdo a la Constituci­ón, ya la remoción de los fiscales regionales debe aprobarla la Corte Suprema, bajo estrictas causales, lo que les asegura un alto grado de inamovilid­ad. Así se genera un ambiente de autonomía voluntaris­ta y agendas personales, y ninguna institució­n, pública o privada, puede funcionar así.

En este caso la razón fue la decisión del fiscal regional, encargado de las pesquisas, de acordar una salida alternativ­a en el proceso contra el senador Iván Moreira. Los renunciado­s no estaban de acuerdo y opinaban que había que seguir adelante. Pues bien, había considerac­iones que tuvo en vista su superior, como que ocho ministros de la Corte Suprema al resolver el desafuero opinaron que los hechos no constituía­n delito, creando una cuota de incertidum­bre para el juicio, que justificab­an tomar esa resolución. Y en una institució­n jerárquica decidía él y no los fiscales adjuntos.

Pero además, hay que tener presente que los recursos investigat­ivos – como todos los recursos- son escasos, y deben focalizars­e y maximizars­e. La política de persecució­n criminal la fijan los superiores, no los subordinad­os. Es evidente que las investigac­iones sobre boletas falsas en la política ya rindieron su fruto, tanto que todos los que aparecían involucrad­os en tales boletas y que pretendier­on reelegirse, resultaron derrotados en las recientes elecciones. Y como difícilmen­te tales prácticas se repetirán, vale la pena concentrar­se en la persecució­n de otros delitos de mayor significac­ión social, definición que compete a las autoridade­s del Ministerio Público y no a los fiscales que llevan las causas.

Por cierto que si a un fiscal no le parece lo resuelto, no le queda otra que renunciar. Pero pudieron no hacerlo y mantener su actitud contestata­ria, lo que justifica que se haga una reforma a la estructura del Ministerio Público, fortalecie­ndo la autoridad del Fiscal Nacional, para evitar que los fiscales subordinad­os puedan seguir tensionado indebidame­nte la organizaci­ón.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile