La Tercera

Del Papa a los diputados

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La visita del Papa fue un lujo. ¿Saben por qué? Porque, una vez más, mostramos al mundo la mejor de las caras de Chile. Porque todo transcurri­ó en orden, los católicos disfrutaro­n con alegría y los no creyentes hicieron lo que quisieron. Porque el Papa respondió a todas las demandas: pidió perdón a las víctimas de abusos, se reunió con ellas, rezó por el pueblo mapuche, reclamó contra la “violencia” de la burocracia, nos llamó a revisar la condición de los encarcelad­os, pidió un minuto de silencio por las víctimas de la dictadura y, en fin, hizo todos los gestos que se podían esperar.

Incluso este señor Barros pudo pasearse, cual pavo real, frente a los fieles y las cámaras. Darse un gustito, diríamos, aunque caro y muy alejado de la imagen de humildad que cualquiera esperaría de un obispo. Que si Francisco sabía o no sabía. Que algo le dijo al terminar la misa en Temuco. Que alguien dice que lo apoyó. Por supuesto. Hasta donde yo sé, es el Papa quien designa a los obispos, así que vienen siendo personas de su confianza. Y que debería operarse del problema, aunque el gesto adquiriría otra envergadur­a si fuese el mismo señor Barros quien optara por dar un paso al costado. Pero, como quedó bien claro, no tiene corazón suficiente para ello.

No todos estaban contentos con la visita. Camila, por ejemplo, se molestó porque tardó 40 minutos en llegar hasta la Ruta 68. ¡Oye, galla, qué atroz! Además que ya venía enojadita porque alguna mano bruja había intervenid­o el ranking Doing Business, que para los comunistas es una suerte de hoja de ruta que utilizan a diario para evaluar las mejores políticas públicas.

Mención especial para el numerito del Banco Mundial, organismo nacido al amparo de la ONU, espacio sacrosanto y fuente laboral para la izquierda. Más, de pronto, todo indicaba que se les había colado un momio piñerista, con el solo objetivo de adulterar datos para ganar una elección. Las juventudes comunistas salieron con pancartas a la calle, porque –como ya expliqué- el Doing Business es un elemento clave para la revolución proletaria. Y bueno, ya sabemos cómo terminó la historia y ahora todos calladitos y ni siquiera sabemos si los diputados armarán o no la mentada comisión investigad­ora.

Último comentario ya que nos metimos con los parlamenta­rios. TVN está en quiebra. Le pide más plata a su dueño, el Estado (o sea, a nosotros), pero sin presentar ningún plan que permita enfrentar los años venideros con mejores resultados. Paralelame­nte, les aprobamos recursos para que creen un canal cultural. ¡A los mismos! ¿Y por qué no es TVN ese canal cultural? ¿Acaso sostendrá económicam­ente al canal cultural con lo que gane transmitie­ndo las leseras que emite hoy?

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