Izquierda, ¿a dónde ir?
ES IMPORTANTE RECONOCER Y ABORDAR LAS LIMITACIONES DE BASAR LA RECONSTRUCCIÓN POLÍTICA DEL SECTOR EN TORNO AL LEGADO DE LA ADMINISTRACIÓN DE LA NM.
La derecha se prepara para asumir el gobierno contando con un programa sin muchas novedades y un gabinete orientado a lograr la proyección política de largo plazo del sector, la cual, junto con la reversión de aspectos cruciales de las reformas bacheletistas, aparece como su objetivo central. Por ello debate sobre sus definiciones políticas e ideológicas. Las izquierdas están fragmentadas sin proyecto ni un programa claro. Ello se expresó en las dificultades de Guillier para entregar un programa y en las polémicas en torno a temas emblemáticos. En el caso del Frente Amplio (FA) su éxito electoral no es suficiente para disimular su fragmentación y la generalidad de sus propuestas. Su lema “el programa de muchos”, si bien interesante como idea movilizadora, en su falta de concreción dejó en evidencia las dificultades políticas para enfrentar la fragmentación social y lograr una articulación política mayoritaria.
Las izquierdas atraviesan la coyuntura concentradas en la evaluación de la derrota, en los problemas político–orgánicos que enfrentan (con 20 organizaciones diferentes es difícil proponerse como alternativa) y en el diseño de una estrategia que les permita desarrollar una oposición constructiva que contribuya a reconstruirse como alternativa efectiva para el próximo período. Todo ello indispensable, pero insuficiente.
Es necesaria la reconstrucción programática de la izquierda. Contra los nostálgicos de la Concertación, lo cierto es que su programa, su base política y la idea de una política basada en los consensos entre un grupo acotado de sectores sociales con sus éxitos y limitaciones, está agotada. La Nueva Mayoría, si bien representó una primera formulación alternativa, no logró articular las diversas reformas en un programa político e ideológico coherente ni recrear su base política y social. Por ello es importante reconocer y abordar las limitaciones de basar la reconstrucción política del sector en torno al legado de la administración.
También es necesaria la reconstrucción del proyecto político de la izquierda, lo que supone debatir numerosos temas. Uno de ellos es su apuesta a favor de la profundización democrática que implica discutir cómo perfeccionar la democracia representativa, cómo complementarla realistamente con las dimensiones participativas -lo que incluye superar la desigualdad en la participación electoral de los estratos socioeconómicos-, cómo avanzar en superar los efectos de la desigualdad económica y social en la disposición de los recursos políticos, cómo contrarrestar los esfuerzos crecientes por reducir la incidencia de los procesos electorales en la toma de decisiones sobre políticas públicas (la proliferación de las instituciones autónomas es solo uno de los problemas).
La democratización de los partidos es tarea pendiente; también lo es para muchas organizaciones sindicales, lo que incide en su baja convocatoria. Tampoco se puede seguir ignorando las tendencias al caudillismo y a apernarse en el poder de muchas organizaciones de izquierda en A. Latina.