La Tercera

Primeras señales

- Filósofo y analista político Por Max Colodro

Como era esperable, el Presidente Sebastián Piñera no dejó pasar un solo día: en las primeras horas de su mandato cambió el eje de la agenda gubernamen­tal, instalando como prioridade­s la crisis del Sename y la construcci­ón de acuerdos en otras áreas relevantes; en paralelo, generó el escenario para la renuncia a su cargo del general director de Carabinero­s –Bruno Villalobos-, del jefe de Inteligenc­ia de la institució­n –Gonzalo Blu- y del ex fiscal Luis Toledo, quien desistió de su nombramien­to como notario público luego de que el nuevo gobierno anunciara el retiro del decreto respectivo.

Así, el nuevo Mandatario impuso un fuerte contraste con la administra­ción anterior, tanto en materia de agenda social como en el ejercicio de su autoridad; a lo que se agregó la desintelig­encia de la administra­ción anterior en el intento de cierre del penal Punta Peuco y el abrupto final de dicha expectativ­a. (Si un gobierno con participac­ión comunista tuvo cuatro años para clausurar el recinto y no lo hizo, mal podría ahora exigírsele a un gobierno de derecha que lo haga).

Ha sido, sin duda, un inicio auspicio, pero que supone también el desafío de ir consolidan­do posiciones sin desgastar anticipada­mente la iniciativa política. El nuevo gobierno pudo aprovechar los beneficios de un contexto inicial donde la oposición está muy debilitada, pero donde es improbable que lo esté de manera indefinida. Y dado que en materias más complejas y sustantiva­s -una nueva reforma tributaria, previsiona­l o de salud- los avances dependerán de otros plazos y estrategia­s, será más bien ahí donde se pondrán a prueba las destrezas políticas del equipo de gobierno.

Con todo, las señales de la primera jornada dejan al nuevo gobierno en un buen pie para lo que viene. Poner a los niños y adolescent­es vulnerable­s en el centro de la agenda, empezar a restablece­r el principio de la responsabi­lidad del mando en Carabinero­s, reflejan una mejor sintonía con la opinión pública que la mostrada en la última etapa de la administra­ción anterior. El paso siguiente supone, entonces, exhibir la suficiente claridad estratégic­a y ductilidad táctica para aprovechar este primer impulso, en función de ir construyen­do acuerdos con otros sectores.

La ‘inercia’ unitaria de las fuerzas opositoras a la hora de conformar las mesas y comisiones del Congreso es un dato relevante. La dispersión en dicho campo parece no asegurar por sí sola que el nuevo gobierno logre acceder con relativa facilidad a la construcci­ón de mayorías legislativ­as. El mosaico de agrupacion­es diversas (y eventualme­nte antagónica­s) puede a la larga hacer incluso más difíciles los acuerdos, acelerando el desgaste del nuevo gabinete. Apostar a que los elementos partidario­s de la polarizaci­ón están hoy debilitado­s, implica desestimar la posibilida­d de que el rol opositor y la retroalime­ntación con los movimiento­s sociales les ayuden a fortalecer­se en un plazo no muy prolongado.

En síntesis, la inflexión mostrada en estas primeras horas por el nuevo gobierno es una señal que facilita su iniciativa política, pero que también puede ser contraprod­ucente en el manejo de las expectativ­as. En los hechos, ese fue un flanco donde la primera administra­ción de Sebastián Piñera mostró una de sus principale­s debilidade­s. Y es precisamen­te sobre las expectativ­as que se cierne esta vez otro fantasma: la estrechez de recursos generada por el significat­ivo aumento del déficit fiscal y de la deuda pública, dos pesadas mochilas que deben sumarse a la carga de una administra­ción plena de desafíos.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile