DEBATE EN TORNO A LA INMIGRACIÓN
SEÑOR DIRECTOR
Los últimos días se ha encendido el debate sobre la inmigración en Chile. Vale la pena hacer una reflexión pausada para no caer en prejuicios que muchas veces solo contribuyen a enrarecer la discusión. Sugiero iniciar el análisis desde conceptos que, a primera vista, debieran ser universalmente aceptados: todo ser humano merece el mismo respeto (por su dignidad ontológica); la migración no es buena ni mala en sí misma (depende de las características en las que se produzca) y todo tipo de racismo es condenable moralmente (desde el más vulgar hasta el más sofisticado).
Si compartimos estos pilares rápidamente el problema dejará de ser la estigmatización o la xenofobia.
Asimismo es trascendental terminar con otro prejuicio -esta vez desde la vereda de enfrente- que enturbia la comprensión del fenómeno: creer que toda crítica a la inmigración solo se explica como una expresión de clasismo. Es verdad que la distancia que genera alguien que no conozco, que habla otro idioma o que se ve diferente, puede generar desconfianza en un primer momento. No obstante, eso se resuelve reconociendo en el otro a una persona con los mismos anhelos, desafíos y problemas que cualquiera de nosotros.
La construcción de dicho acercamiento entre compatriotas y extranjeros es más fácil de alcanzar si desde la autoridad se asegura que, luego de un proceso ordenado y no discrecional, quien haya sido recibido en nuestro país está dispuesto a cumplir las leyes y aportar para hacer de Chile un país más próspero.
De esta manera se contribuye a que “emigren” los prejuicios, que tanto afectan a nuestra discusión pública.
Jorge Acosta Director Ejecutivo Instituto Res Publica