La Tercera

La pistola paraliza la pelota

La Liga griega se suspende de forma indefinida tras el último episodio de violencia.

- José Pedro Amenábar

El tipo que saltó a la cancha a reclamar al árbitro con una pistola al cinto, Ivan Savidis, el presidente del PAOK de Salónica, es buscado por la polícía. Una orden de detención circula por las comisarías griegas. Y el incidente se ha llevado por delante la liga griega, suspendida­d desde ayer por tiempo indefinido escandaliz­ada por la violencia emergente.

Pero lo ocurrido en el clásico de Salónica no es un suceso aislado. La pelota se ha manchado de violencia con episodios a cual más brutal o esperpénti­co. El mismo domingo, en el estadio del Lille francés (el equipo que dirigía Marcelo Bielsa), ante Montpellie­r, se vivió una virulenta invasión de campo al final del encuentro. Una centena de ultras saltaron al campo con intención de encarar y agredir a los jugadores locales, que empataron. Parecía una guerra. Los hinchas acorralaro­n a los futbolista­s del Lille, quienes a duras penas y, algunos derechamen­te violentado­s, corrieron con temor al camarín. Un ejército policial los protegió.

Tercera escena.También en la civilizada Europa. West Ham juega de local frente al Burnley. Al minuto 60’ la visita abre la cuenta. Un hincha entra corriendo a la cancha y se dirige a Mark Noble, capitán de los Hummers, quien lo intercepta y lo reduce. El partido se reanuda y la visita aumenta la diferencia. Nuevos hinchas, cerca de una veintena, invaden la cancha y encaran a los jugadores. El caos se traslada a las tribunas y el público increpa duramente a los directivos, quienes se ven la obligación de dejar el estadio con escolta policial. Una vergüenza.

Hace dos semanas, fue Bilbao quien soportó la barbarie. Duros enfrentami­entos entre los ultras del Athletic y el Spartak de Moscú terminaron con un policía muerto que sufrió un infarto al explotarle una bengala a su lado.

Más cerca, en Argentina, la semana pasada, hinchas de Ferro ingresaron a la práctica para presionar a los jugadores. Y los dirigentes del club le bajaron el perfil: “Si se extralimit­aron, fue verbalment­e. No hubo otra cosa’’. Algo similar, en el episodio y en la timidez de la reacción, a lo ocurrido el jueves pasado en la cancha de entrenamie­nto de Santiago Wanderers. Barristas verdes invadieron la práctica de Nicolás Córdova para pedir explicacio­nes y presionar. El mismo día, la sede del club apareció con la siguiente frase: “Se van o se mueren hijos de puta”.

La respuesta fue tibia por parte de la dirigencia wanderina y la ANFP. El Sifup llamó a proteger a los jugadores y pidió a los directivos investigar y asumir responsabi­lidades. Nada por ahora. En Europa, la preocupaci­ón es evidente. La UEFA intentará dejar caer todo su peso por los hechos ocurridos. Según el diario AS, el ente europeo convocó para mañana una reunión de emergencia para pedirle informes e investigac­iones a las federacion­es involucrad­as. Se visualizan sanciones durísimas y ejemplares que buscarán erradicar de raíz estas brutales acciones que manchan al deporte.

La pistola se ha tomado la pelota.b

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► Presidente del PAOK ingresa a la cancha con un arma de fuego.

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