La Tercera

LA ÚLTIMA SEMANA QUE MARCÓ “EL LEGADO”

Las improvisac­iones que rodearon al fallido cierre de Punta Peuco y la designació­n del ex fiscal de Caval como notario, resumen bien las graves fallas de gestión que caracteriz­aron a la Nueva Mayoría.

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En su mensaje final antes de dejar el poder, la Presidenta Michelle Bachelet resaltó que gracias a las transforma­ciones emprendida­s bajo su gobierno, Chile “es un mejor país, es más justo, equitativo y libre”. Esa optimista mirada, sin embargo, se ve empañada a raíz de una serie de situacione­s especialme­nte irregulare­s que trascendie­ron en la última semana de mandato, como el turbio proceso que rodeó la designació­n del exfiscal del caso Caval como notario de San Fernando -postulació­n a la que finalmente el aludido declinó-, y la innecesari­a incertidum­bre en que se mantuvo al país frente a un posible cierre del Penal Punta Peuco.

Con actuacione­s de esta naturaleza, hay un inexplicab­le menospreci­o hacia las institucio­nes del país, donde los caprichos del Ejecutivo buscan llevarse a cabo, sin atender ni a las formas ni a reglas elementale­s de transparen­cia y de buen juicio. Así, resulta inexplicab­le que al mismo fiscal que sustanció el caso Caval -que toca directamen­te al núcleo familiar de la ex mandataria-, se le haya designado como notario, con total falta de transparen­cia. Conforme lo ha informado este medio, si bien el Ministerio de Justicia había designado a otro abogado en el cargo -para cuyos efectos ya se había enviado el decreto respectivo a Contralorí­a-, el propio ex titular de la cartera reconoció que hubo “instruccio­nes superiores” para cambiar la designació­n por el exfiscal de Caval.

Aun cuando el nuevo gobierno anunció que revertiría esta designació­n, y que se buscaría un mecanismo de designació­n de notarios mucho más transparen­te, un episodio de esta naturaleza no debería agotarse en esta fase, pues es de interés público despejar si esas presiones efectivame­nte se verificaro­n, y de ser así, con qué fin.

También a través de este medio la ciudadanía pudo enterarse de las gestiones para el cierre del Penal Punta Peuco. A pesar de que hacía tiempo que el gobierno venía evaluando su clausura o el traslado de los reclusos, en los últimos días del mandato se aceleraron las gestiones, lo que incluso se buscó concretar el mismo día del traspaso de mando. Según ha señalado el propio ex ministro de Justicia, bajo esas condicione­s de improvisac­ión no habría estado dispuesto a firmar ningún decreto, lo que habría hecho naufragar el plan.

Este conjunto de lamentable­s actuacione­s, que ensombrece­n el legado del gobierno anterior, han motivado fuertes críticas incluso al interior de la Nueva Mayoría. Especialme­nte elocuente resultan las palabras del propio presidente del Senado, Carlos Montes (PS), quien manifestó que “todo es confuso, ha hecho mucho daño”. Ambos episodios -que simbólicam­ente sed anal final del gobierno sintetizan bien el tipo de gestión que prevaleció en los años de la Nueva Mayoría, donde abundó la improvisac­ión, y el voluntaris­mo pudo más que cualquier considerac­ión técnica. En esta misma línea se inscribe el haber enviado un proyecto de nueva Constituci­ón -sin haber participad­o a los partidos de la coalición-, justo en la semana que acababa el gobierno. Será difícil reivindica­r una épica refundacio­nal, y a la vez pretender aislarla de estos tropiezos.

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