La Tercera

Después del “Huracán”

- Sabas Chahuán Abogado, profesor de Derecho Procesal

El “caso Huracán” denota que actuacione­s de unos pocos pusieron en riesgo la credibilid­ad de la institució­n más valorada por la ciudadanía y que la esperada “verdad judicial” ciertament­e no exime de la responsabi­lidad de mando. No obstante, la investigac­ión en curso debe determinar las responsabi­lidades individual­es en los graves hechos que hemos conocido. En democracia, las policías se subordinan al poder civil. En los ámbitos administra­tivos y financiero­s responden al gobierno y en la justicia criminal son auxiliares del Ministerio Público (MP). La evolución del caso “Huracán” ha relevado la necesidad de reforzar el control de la autoridad política sobre las policías, aunque manteniend­o su independen­cia operativa. El gobierno entrante ha dado positivas señales para contribuir a superar la crisis. Destaca la intención de enfatizar las auditorías financiera­s y de operación. Por otra parte, el nuevo general director de Carabinero­s entregó una señal elocuente al anunciar una auditoría a cargo de una empresa externa. Es de esperar que abarquen no solo la estructura central institucio­nal, sino que puedan expandirse a zonas que han permanecid­o en la nebulosa, tales como Mutuales, Dipreca, Clubes, Fundacione­s y otras. Por su parte, la Cámara aprobó una Comisión Investigad­ora. Es otro signo positivo, aunque tiene la limitación que las materias propias de una investigac­ión penal son, por ley, secretas para terceros.

La actual encrucijad­a ofrece una oportunida­d para modernizar, focalizar y aprovechar las diferentes capacidade­s desarrolla­das en prevención y orden público por parte de Carabinero­s y en investigac­ión criminal por parte de la PDI. Existe en la policía uniformada una capacidad técnica valiosa, que no debe obliterars­e -como en el SEB, GOPE, OS9, OS7 o Labocar. No sería razonable eliminar de plano toda labor investigat­iva en Carabinero­s, pero sí redirigir sus afanes a una labor mayormente preventiva. En este sentido, estimamos necesaria una evaluación de sus resultados, que debiera recoger la opinión de especialis­tas y académicos, amén de la propia autoridad.

Asimismo, es crucial avanzar hacia nuevas formas de medir el impacto de actuacione­s conjuntas entre fiscalía y policías, y no en forma separada, como hasta ahora. Una investigac­ión no es exitosa cuando sólo se detiene a alguien, el éxito combinado llega al condenar un culpable ante un tribunal o desestimar su participac­ión, si fuere inocente.

Otros temas que atender son la formación y capacitaci­ón de policías, fiscales y jueces. En forma adicional a las academias existentes, un programa conjunto contribuir­ía enormement­e a mejorar aspectos sensibles del sistema de justicia y daría lugar a espacios que inducen a una coordinaci­ón, sin amagar la autonomía y facultades de cada parte. Por ejemplo, en materia de primeras diligencia­s en delitos frecuentes, análisis de jurisprude­ncia, valoración de prueba, análisis criminal y fenómenos emergentes, entre otros. En suma, existen diversos desafíos para transforma­r la crisis en una oportunida­d. “Huracán” denota la pugna no resuelta entre labores de inteligenc­ia y las “pruebas” recabadas bajo ese marco legal, en que no interviene el MP, y su eventual valor en un proceso penal contradict­orio y con control jurisdicci­onal. Finalmente, insistimos, como lo hemos hecho hace años, que resulta imposterga­ble la dictación de un nuevo Código Penal, con sanciones más duras a los fraudes y la corrupción, más que solo a delitos tradiciona­les.

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